El área de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil ayuda a los pequeños para que no pierdan la vida. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
A lo lejos apenas se puede distinguir un diminuto brazo al borde de la incubadora. Es casi lo único visible entre sondas y catéteres que se conectan con un montón de equipos que no paran de titilar.
En el área de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, es como si estos frágiles bebés continuaran dentro de un útero, uno artificial formado por máquinas que les ayudan a respirar, a controlar sus latidos, su temperatura… Es la forma de ayudarles a sobrevivir hasta que vuelvan a los brazos de sus madres. No todos lo logran.
El neonatólogo Luis Cevallos explica que, entre los fallecimientos de menores de 5 años, el 37% corresponde a neonatos. “Las principales causas son la prematuridad, el bajo peso al nacer… También hay casos por malformaciones congénitas”.
Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) revela que las malformaciones congénitas son la segunda causa de muerte en los menores de 28 días y de menos de 5 años en el continente americano. Estas, sumadas a los nacimientos prematuros, asfixia y sepsis, representan más del 44% de muertes en la niñez. “En el mundo afectan a uno de cada 33 bebés y causan 3,2 millones de discapacidades al año”, cita un comunicado.
Los trastornos congénitos graves más frecuentes son las malformaciones cardíacas (del corazón, grandes arterias, cámaras y tabiques cardíacos), los defectos del tubo neural (del cerebro y la médula espinal) y el síndrome de Down (asociado a graves cardiopatías). Se calcula que cada año 270 000 recién nacidos fallecen durante los primeros 28 días de vida debido a estas anomalías.
En Ecuador, el Anuario de Estadísticas Vitales del INEC muestra que entre 2011 y 2013 se reportaron 1 310 muertes de menores de 1 año por malformaciones congénitas. Es decir, el 14,60% de un total de 8 976 decesos en esos tres años.
La OPS conmemoró el pasado 3 de marzo, por primera vez, el Día Mundial de los Defectos del Nacimiento. En un comunicado, Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología, recalca que es una forma de impulsar programas de prevención e incrementar los servicios de salud quienes presentan defectos de nacimiento.
El neonatólogo y pediatra Pablo Alomoto, del Hospital Universitario del MSP, explica que el tratamiento para estos pequeños debe ser inmediato luego del parto e incluye a un equipo interdisciplinario de genetistas, neonatólogos y otros especialistas para realizar cirugías, muchas de ellas de alta complejidad.
Además, indica, se debe determinar el origen, que puede ser genético, infeccioso o ambiental. Las enfermedades de la madre durante el embarazo, que impliquen el consumo de ciertos fármacos; las exposiciones a pesticidas y otros químicos, desnutrición, anemias, infecciones por virus y la edad (madres adolescentes o mayores de 35 años), son algunas de causas. Aunque existen casos en los cuales resulta difícil dar con el origen.
Como medidas preventivas, la OPS recomienda la ingesta de ácido fólico y yodo durante el embarazo, la vacunación contra la rubéola en mujeres y cuidados prenatales.
Para la genetista Belén Matos durante el primer, segundo y tercer trimestres del embarazo se pueden realizar pruebas ultrasonográficas y bioquímicas -en sangre materna- para determinar algún tipo de riesgo.
Por ejemplo, marcadores como translucencia nucal -en ecografías- permiten identificar posibles casos de síndrome de Down, trisomía 18 y 13 y otros problemas cromosómicos.