El actor Art Parkinson (‘Juego de Tronos’) le da voz a Kubo. Foto: IMDb
No hay desafío que se supere sin riesgos y los estudios Laika han aplicado esta premisa no solo al modo de elaborar sus producciones, sino también a las historias que quieren contar como la de ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas’.
Si hay algo que destacar de su trabajos previos (‘Coraline’, ‘ParaNorman’ y ‘Boxtrolls’) es que son historias que rebasan las formas convencionales en la animación y ‘Kubo’ no es la excepción.
Para el cuarto largometraje, que marca el debut de su director ejecutivo, Travis Knight, en la dirección, el estudio le apuesta nuevamente a la mixtura del stop motion y la animación digital, para poner en escena una épica cruzada de estilo oriental.
El filme se presenta como una fábula sobre un niño que vive en una pequeña aldea, donde afronta la pérdida y la soledad usando la magia para contar grandes epopeyas, sin sospechar que un día se volverían realidad, cuando un espíritu del pasado vuelve para cobrarse una vieja venganza.
Lo único que puede proteger a Kubo es una armadura mágica que pertenecía a su padre, un legendario samurái y que debe recuperar en una arriesgada cruzada a través de un mundo fantástico, donde además de la simbólica protección familiar, también descubrirá las claves de su destino.
Las influencias de los creadores Akira Kurosawa y Hayao Miyasaki se revelan en una aventura, por momentos oscura, pero siempre emocionante.
El universo de ‘Kubo’ se nutre de la cultura y el folclor japonés, pero ha sido creado con sus propios colores, texturas, paisajes y formas, que se complementan perfectamente con la experiencia sensorial y emocional de sus personajes, en una cinta de mensajes tan profundos como simples.