Por diferentes razones tuvieron que prescindir de la figura paterna en sus hogares. Marcela Soria, Carolina Jaramillo, Paola Paredes y Diana Vallejo crían a sus hijos solas.
Son las jefas de hogar y pagan las cuentas. Aparte de trabajar, actúan como padre y madre para sus hijos. Afirman que sus vástagos las motivan para sacar adelante a sus familias.
Al mismo tiempo, refieren que trabajar, estudiar y atender a sus hijos es duro, pero no imposible. Todas tienen una profesión y son independientes.
Pero este nuevo modelo de familia posee sus ventajas y desventajas. Así lo asegura Adrián Lozano, psiquiatra del Hospital Metropolitano. “Dependiendo del género del niño va a ser necesaria la presencia del padre. Este transmite una serie de conductas al hijo varón”.
Además, expresa que si la figura paterna está ausente se recomienda que las madres solteras compartan tiempo con sus hermanos, tíos o padres, que pueden ser modelos sustitutos.
En Ecuador, adicionalmente, se configura otro modelo de familia, que excluye del todo a la figura paterna. Aunque no hay estadísticas, más mujeres toman como opción de vida tener un hijo, sin casarse ni mantener una relación estable con un hombre.
‘Una experiencia increíble’
Mi embarazo fue complicado, tuve el riesgo de perder a mi bebé. Me embaracé muy joven, a los 18 años, cuando aún estudiaba en la Universidad. Estaba en esta ciudad (Quito) sola porque mis padres vivían en Imbabura.Pero cuando nació Emily, la miré y me motivó para continuar luchando. Desde ese momento ella se convirtió en el amor de mi vida. Le pedí a Dios fuerza, fortaleza y que me ilumine para darle todo, pese a mi corta edad. Nunca dejé mis estudios, ahora culminé mi carrera de abogada y trabajo para darle lo mejor.
Estoy convencida que el sacrificio fue válido. Han pasado cuatro años y medio y, cada día disfruto de su compañía. Es lo más bello que puede dar Dios. Considero que las mujeres nos distinguimos del hombre por el hecho de ser madres, de alumbrar a una criatura.
Ser madre, es una experiencia increíble pero dura. Hay muchas mujeres que consideran que ser mamá a una temprana edad es un fracaso, que su vida ha terminado, que sus sueños, se quedaron en el pasado.
Eso no es así porque al tener un hijo se inicia otra vida, más larga y eterna.
Tenía que continuar con mis dos carreras: de madre y de profesional. Recuerdo que llegaba cansada de la Universidad pero sacaba fuerzas para alimentar a mi hija.
‘Una familia alternativa’
Tengo 35 años y soy psicóloga humanística y también hago mediaciones legales.Creo que el asunto de imagen paterna no es necesario en nuestro hogar por la comunicación que tenemos.
Nosotras nos llevamos superbién, hablamos de varios temas. Nada se nos pasa por alto, charlamos de sexualidad, género, derechos humanos, espacios donde deben o no estar los adolescentes en este momento y la prioridad de sus estudios.
Con base en eso negociamos las cosas que nos gustan. Nada se impone. Respetamos nuestros espacios. No hacemos cosas que de pronto le molestan o le incomodan a la otra persona.
Vivimos dentro de los espacios de libertad. No tenemos dificultades. Aprendimos a vivir desde el respeto. Es fundamental para mantener una buena relación.
En esta casa tenemos voz y voto las dos. Cuando algo no nos gusta, antes de tomar la decisión conversamos. No nos peleamos. Discutimos pero por cosas simples de la vida.
Salomé (16 años) es lo mejor que tengo en la vida. Aprendía a darle todo sin quitarme del medio. Nunca me hice de menos, siempre supe darme mi lugar.
Compartimos muchas cosas juntas. Somos un modelo de familia alternativa donde no existe la figura masculina. La violencia no es parte de nuestro proceso.
‘Sola, se puede salir adelante’
Siempre he sido padre y madre para mis hijos Cristian y Juan Diego. Cuando necesitan de algo, estoy pendiente para brindarles mi apoyo. Por ellos me preparé. Ahora soy abogada. Me desempeño como profesional y como madre. Mi anhelo es darles un futuro mejor
.Ingresé a estudiar en la Universidad Central por ellos. Aparte de ser madre, mi satisfacción es ser una profesional. Cristian y Juan Diego son mi orgullo.
Sola sí se puede salir adelante. Vivo para mis hijos. Ser madre es una satisfacción gratificante. Me ha enseñado a luchar y a no desfallecer. Mi familia fue un pilar fundamental, me apoyan.
Lo importante es la organización. Nada es imposible. Cuando se tiene una meta hay que alcanzarla pese a las barreras y obstáculos.
En algunas ocasiones por mis estudios no he podido compartir con ellos. Hemos tenido algunas dificultades. La principal es el tiempo y el factor económico.
A veces siento que es demasiado corto para compartir. Ambos son mi vida. Les adoro, son mi inspiración, mi razón de existir, mi felicidad. Cada día me motivan, me dan fuerzas para salir adelante.
Soy amiga de mis hijos, los comprendo y más a Cristian, que tiene 15 años y atraviesa por una etapa complicada. La convivencia es armónica, con mucho respeto y tranquilidad.
‘Mi hijo es fuente de energía’
Es muy duro salir adelante sola. No es nada fácil, mi hijo necesita de su papá. Estos cinco meses han sido muy complicados. Perdí a mi esposo, él falleció por una mala práctica médica. Sufrí mucho y ahora lucho porque quiero que a mi hijo no le falte nada.Continúo estudiando y el corto tiempo que paso con él intento darle todo mi cariño. Juego, gasto todas las energías con José Andrés. Él significa mucho, si no lo tendría a mi lado no podría vivir.
Es una fuente de energía. Me inspira para aferrarme a la vida y no dejarme ganar por la tristeza. Todo lo que hago le dedico a él.
Estoy a punto de culminar mi carrera de fisioterapia. También trabajo. Al final del día, solo deseo ir temprano a la casa para disfrutar de su compañía, de su niñez, de sus travesuras, de su alegría. A veces el trabajo sí es una dificultad porque no me deja tiempo para él.
La educación que le doy a mi hijo está basada en valores. Le enseño los aspectos positivos y negativos. Nunca le niego nada pero cuando no es posible darle algo le explico el porqué.
Cuando José Andrés llegó a mi vida sentí que era un regalo maravilloso. Me ha enseñado a ver las cosas de otra manera. Ahora que estoy sola estoy convencida de que se puede salir adelante y luchar. Él me ha dicho las palabras más dulces.