¿Cómo reconocer el llanto de un bebé? Conozaca las claves para calmarlo

Sus lágrimas no siempre son por frío, hambre o incomodidad, pueden tener un componente emocional. Foto: El Tiempo/GDA

Sus lágrimas no siempre son por frío, hambre o incomodidad, pueden tener un componente emocional. Foto: El Tiempo/GDA

Sus lágrimas no siempre son por frío, hambre o incomodidad, pueden tener un componente emocional. Foto: El Tiempo/GDA

El llanto es en el ser humano una de las manifestaciones más claras de insatisfacción, que no se pierde con la edad, pero cuyas causas de dolor e incomodidad sí cambian.

Sin embargo, en el caso de los bebés, descifrar ese código de las lágrimas, cuyos orígenes pueden ser tan simples como diversos, es muy complicado, y pone a los padres en una encrucijada al sentirse impotentes para descubrir por qué lloran sus hijos.

Hambre, malestar, reacción al frío o al calor, cansancio, decaimiento, son algunas de las causas físicas que pueden generar llanto en los bebés.

En los primeros meses de vida, el llanto puede estar ligado a situaciones de orden físico, como un malestar estomacal ocasionado por gases, reflujo, o porque aún su sistema digestivo se está ajustando a un nuevo ritmo de alimentación y a unas situaciones externas que pueden afectarlo.

Sin embargo, existe también un componente emocional. Por ejemplo, si la madre está muy ansiosa por no poder lactar a su bebé como imaginaba, puede transmitirle al pequeño esa inquietud. Es un proceso inconsciente y no implica que el niño esté mal cuidado en lo físico, sino que emocionalmente hay un cierto vacío, algo que no logra generar una articulación libre, espontánea y tranquila entre la mamá y el hijo.

“Es entonces cuando se genera una sensación de desasosiego en el bebé que puede provocar el llanto”, explica Camilo Schumacher, psicólogo de niños y adolescentes.

En estos casos se debe buscar asesoría especializada en lactancia, si este es el problema, o con algún terapeuta de familia cuando la ansiedad se produce por temas económicos o vinculares. Por ejemplo, cuando la madre siente que no era el momento para tener un hijo, o está estresada, sola o intranquila.

¿Qué puede ocasionar el llanto?

Algunos de los llantos más frecuentes en los niños se producen por las siguientes causas:

Gases. Si está incómodo y llora mientras está comiendo es probable que haya tomado aire durante la lactancia o mientras toma el biberón, lo que le produce gases e incomodidad. Lo mejor es suspender la alimentación mientras se le ayuda a expulsar los gases.

Cólico. Es un llanto muy fuerte, que puede estar seguido de gritos. El bebé flexiona las rodillas y por más que lo alzan y lo acunan, no se calma. Se produce un círculo vicioso porque entre más llora, más se llena de gases y se aumenta su dolor. En este caso, lo mejor es llamar al pediatra para que le formule un medicamento.

De acuerdo con Martha Cuadros, instructora de psicoprofilaxis obstétrica y estimulación adecuada, el cólico se produce con mayor frecuencia en la tarde, cuando el bebé ya ha descansado y ha comido varias veces.

El bebé también puede llorar desconsoladamente cuando tiene otitis, caso en el cual se pone la mano en el oído, o laringitis, lo cual se reconoce porque deja de comer.

Susto. Cuando el bebé se sobresalta por un ruido fuerte, como el de la licuadora, la aspiradora o el ladrido de un perro, se nota el temor en su llanto. Es necesario abrazarlo, mecerlo y explicarle de dónde proviene el sonido que lo molestó para que supere su miedo. Y la próxima vez se le debe advertir, por ejemplo, que se va a encender la licuadora, para que escuche el sonido con tranquilidad.

Aburrimiento. Es como un gemido. Llora, se calma, vuelve a llorar. La solución es cambiarle de actividad, ponerle música, pasearlo. El llanto cesa cuando la mamá le presta atención y lo invita a hacer algo diferente.

Desesperación. En algunas ocasiones, cuando el bebé está comiendo, puede desprenderse del seno, llorar, volver a chupar y gritar. Esto puede indicar que no está saliendo suficiente leche, por lo que hay que verificar si el seno está cargado. Si tiene leche, es posible que el bebé esté ansioso y quiere que le salga más. En esta situación, hay que hablarle y relajarlo.

Rabia. Es un llanto enérgico que no se calma cuando lo alzan. Hay que identificar qué le molestó: si le quitaron algún juguete o algo le produce incomodidad, y, sobre todo, llamarle la atención con otro estímulo.

Calor o frío.
Llora duro, se ve irritación en su rostro. Se le debe tocar la cara y el pecho. Si está caliente, hay que desabrigarlo. Si está frío, ponerle una manta o saco y calentarle la nariz.

Cansancio. Se reconoce porque llora mientras se lleva las manitos a los ojos o a las orejas. La solución es ayudarlo a dormir.

Suplementos digitales