Ganador del Premio Hispanoamericano de Cuento no se siente un gran literato

Fotografía del 4 de noviembre de 2016 de colombiano Luis Noriega, ganador de la III edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, durante una entrevista en Bogotá (Colombia). EFE

Fotografía del 4 de noviembre de 2016 de colombiano Luis Noriega, ganador de la III edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, durante una entrevista en Bogotá (Colombia). EFE

Fotografía del 4 de noviembre de 2016 de colombiano Luis Noriega, ganador de la III edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, durante una entrevista en Bogotá (Colombia). EFE

El colombiano Luis Noriega todavía trabaja para asimilar el espaldarazo que supone para su carrera ser el primer escritor de su país en ganar el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, aunque mantiene clara una premisa: no se siente "un autor de gran literatura".

"Gran parte de mi obra, que son apenas cuatro libros, juega con los géneros menores como la ciencia ficción, relatos policiales, o la comedia, cosa que no figura normalmente entre la gran literatura. No me siento un autor de gran literatura", dijo en una entrevista con Efe.

Esa actitud considera que le acerca a uno de sus principales referentes literarios, Jorge Luis Borges, de quien disfrutó como lector con relatos de literatura fantástica, policial e incluso de terror.

La relación literaria entre Borges y Noriega comenzó de manera espontánea, ya que muchos de los autores que el argentino recomienda son los que sirvieron al colombiano para "formarse como lector".

"Son menores en el canon, pero eso puede cambiar", apostilló Noriega. Esos elementos se entrelazan en su última obra, "Razones para desconfiar de sus vecinos" (Editorial Penguin Random House), con la que consiguió ganar el Premio Hipanoamericano de Cuento.

La suma de influencias fue uno de los elementos que el jurado destacó al convivir en el libro de cuentos el cine de Hollywood, el género policíaco, los cómics, la Biblia, el erotismo y la violencia. "Es un mundo cotidiano y familiar, narrado con inteligencia literaria que se mueve hábilmente entre la alta cultura y la cultura popular, sin perder frescura", reza el fallo del galardón.

La obra que le ha granjeado el premio y le ha abierto las puertas del reconocimiento de par en par es el cuarto libro de Noriega, que ya publicó "Iménez" (2011), "Donde mueren los payasos" (2013) y "Mediocristán es un país tranquilo" (2014), pero el primero de cuentos.

Los miembros del jurado pasaron por alto una mención al humor negro que el propio Noriega considera transversal en su obra, en ocasiones "cínico" y en otras más "desesperanzado".

El humor que impregna su trabajo estuvo presente incluso en la gala de entrega del García Márquez de Cuento, donde los autores leen fragmentos de sus obras en vídeos cortos a modo de presentación.

En esa ocasión solemne otros optan por dar una imagen más seria y un tono capital, pero Noriega leyó un fragmento de su libro brocado de zombis con una camiseta de Flash. "Soy superfan de la ciencia ficción: La Guerra de las Galaxias o la serie vieja de Star Trek; ya de adolescente leí a (Isaac) Asimov o a (Frank) Herbert", destacó.

Por eso, su primer motor fue "escribir historias épicas o pintarlas" en cómics porque en su infancia no tenía acceso fácil a una cámara.
Esa pasión también la traslada cuando se sienta frente a la hoja en blanco, un momento en el que reconoce que "piensa mucho en el lector", lo que considera está en buena medida relacionado "con esos géneros menores".

"Me gusta que el lector se divierta", agrega un Noriega que todavía se le nota algo incómodo y nervioso en el trato con los periodistas.
"Aburrirse me parece lo peor que le puede pasar a uno con un libro. Hay que luchar contra el aburrimiento", agrega el autor, que estudió literatura en la universidad y trabajó como profesor.

Esa pasión por satisfacer le lleva a releer con fruición sus propios textos mientras se pregunta: "En qué momento voy a perder al lector porque se aburre?".

Con una sonrisa admite que "a veces funciona y a veces" no porque en la literatura "no hay soluciones multiusos".

Esa devoción por hacer atractivos sus textos le lleva a una obsesión por mejorarlos y rememora como para los actos del premio releyó parte de su trabajo en voz alta e incluso en ese momento sintió la necesidad de remozarlo. "Lo malo de no publicar las obras es que se le va la vida a uno en corregirlas", subraya.

Todo ello, al igual que su gusto por los relatos cortos, forma parte de una honradez como escritor y plantea ya desde el primer párrafo lo que se va a encontrar, por lo que el lector "de literatura profunda que busque altos vuelos poéticos y recursos líricos" ya sabe desde el inicio que ese no es el caso.

Sin embargo, comprende que va a hallar "mucho humor y acción".
"Es que me gustan las formas breves, soy muy mal lector de novelas largas, he leído muchas pero no soy tan buen lector de este tipo de mamotretos. Mi modelo literario durante mucho tiempo fue Borges que decía que escribir novela da como pereza", concluyó.

Esas son sus herramientas para aprovechar el impulso del premio y sumarse al ramillete de escritores colombianos que hoy tienen un espacio notable en la literatura hispana.

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