La pasta y la salsa de tomate ayudan a prevenir algunos de las más graves enfermedades.
El tomate, el ingrediente principal de ambas, es una fuente abundante de licopeno. Esta sustancia, que es un pigmento vegetal, posee propiedades antioxidantes y protege a las células humanas del óxido que producen los radicales libres.
La nutricionista Jimena Jaramillo explica que estos son los causantes de enfermedades coronarias, del cáncer y del envejecimiento celular.
Los radicales libres ingresan al cuerpo por el alto consumo de grasas saturadas.
“El licopeno pone una barrera de protección contra los radicales libres. Su acción es ‘autosuicida’: mata a los radicales y se elimina también, es un héroe”, señala.
El licopeno, del grupo de los carotenoides, es el más abundante en la sangre. Se almacena en el hígado, pulmones, próstata, cuello uterino, colon y piel, indica el dietista Joaquín González.
Pero, sin duda, uno de los mayores beneficios es la prevención del cáncer de próstata.
Una investigación de científicos de la Universidad de Harvard, en el 2002, reveló que el consumo de licopeno redujo en 45% la probabilidad de desarrollar este cáncer. Las 4 800 personas que participaron en el estudio consumieron 10 raciones de tomate a la semana.
El equipo científico demostró que la sustancia tiene la capacidad de reducir los niveles del antígeno prostático, que es el causante del cáncer de próstata. “La acción del licopeno es prevenir este tipo de cáncer”, concluyó.
Adicionalmente, previene el envejecimiento. Y es 100 veces más efectivo que la vitamina E como antioxidante.
El licopeno se encuentra en los alimentos de color amarillo y rojizo como la remolacha, los pimientos rojos y el ají. Pero el tomate es el producto en el cual hay una mayor concentración de la sustancia. Está presente en todos sus derivados como el jugo, salsas y conservas.
Jaramillo refiere que es preferible consumir el tomate en salsas, porque la preparación condensa los tomates. Es decir, si una persona consume un tomate en una ensalada, en una salsa pudiera tratarse de dos o más. Pero aclara que el comer el vegetal fresco aporta vitaminas y fibra. El calor de la cocción elimina las vitaminas como la C, que son hidrosolubles.
En tanto, el chef Carlos Cordero aconseja consumir la salsa de tomate hecha en casa (ver receta). “Es más sana y está libre de químicos”, dice.
Jaramillo, adicionalmente, indica que se debe tener cuidado con los preservantes, los colorantes y el contenido de sodio que son propios de los productos procesados.
La nutricionista aconseja consumir el tomate o sus productos de inmediato. ¿Por qué? El licopeno es susceptible a la oxidación y a la exposición a la luz.
El cuerpo necesita diariamente por lo menos 4 miligramos de licopeno. Es decir, un tomate mediano o dos cucharaditas en salsas, o una taza en zumo.
El tomate es recomendable para todas las personas. En la dieta de los niños puede estar presente desde los 8 meses de edad. Los pacientes con diabetes también pueden consumirlo.
González explica que el aporte calórico es bajo: 17 kilocalorías por cada 100 g de tomate.
Otra ventaja es el alto contenido de agua, entre el 90% y 94 %. También reduce el nivel de colesterol en la sangre. Por esta razón, los especialistas recomiendan usar la salsa de tomate como aderezo natural en los alimentos y evitar combinarla con grasas.
Salsa de tomate casera
Ingredientes
1 kilo y medio de tomates,
2 ó 3 dientes de ajo,
1 cucharada de vinagre balsámico
2 cucharadas de aceite de oliva, sal y pimienta al gusto
Preparación
Pelar los tomates, quitar el exceso de líquido y las pepas. Cortarlos en trozos. Sofreír el tomate con el ajo y el aceite de oliva. Cocinar la mezcla hasta que la pulpa suelte los jugos. Luego retirar la pulpa. Añadir el vinagre, la sal y la pimienta. Cocinar hasta que la salsa adquiera consistencia.