Licencias ambientales para 5 hospitales que operan en Guayaquil

En el Hospital Roberto Gilbert se elaboró un manual para la recolección de desechos. MARIO FAUSTOS / EL COMERCIO

En el Hospital Roberto Gilbert se elaboró un manual para la recolección de desechos. MARIO FAUSTOS / EL COMERCIO

En este hospital no usan termómetros convencionales. Los que contienen mercurio pasaron a la historia. Estos instrumentos, al igual que los aparatos para medir la presión sanguínea -que también contienen ese metal-, fueron reemplazados por otros digitales, más amigables con el ambiente.

El año pasado, las autoridades del pediátrico Roberto Gilbert Elizalde, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, tomaron esta medida ecológica.

¿La razón? El mercurio es un metal tóxico. ¿En el momento de ser desechado puede entrar en contacto con el agua y transformarse en metilmercurio, considerado uno de los seis peores contaminantes.

Evitar este tipo de contaminación es solo uno de los pasos que siguieron los cuatro centros hospitalarios de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG) para entrar en la ruta de Hospitales Verdes.

Freddy Matamoros, coordinador de la Comisión de Medio Ambiente de la JBG, explica que siguieron varios requisitos para alcanzar esta certificación en enero pasado. El control de ruido de las emisiones de material particulado de ciertas maquinarias, la optimización del manejo de desechos hospitalarios y el tratamiento de aguas residuales fueron algunas medidas que aplican.

El Roberto Gilbert empezó con este plan en el 2006, con el perfeccionamiento de su planta de tratamiento de desechos hospitalarios. Para ello crearon, localmente, una máquina de autolavado.

En 45 minutos, a una presión determinada y a 145 grados de temperatura, se esteriliza el material biopeligroso, aquel que de no ser tratado correctamente puede causar la diseminación de virus y bacterias.

La máquina también depura desechos cortopunzantes, que además son triturados.

Luego, como verificación, aplican pruebas físico-químicas y microbiológicas. Solo entonces están seguros de arrojar esos desechos a los contenedores de disposición final.

El Roberto Gilbert procesa 8 000 kilos de desperdicios infecciosos al mes. Los otros centros hospitalarios aplican la misma tecnología: el Luis Vernaza (70 000 kilos/mes), la maternidad Enrique Sotomayor (8 000 kilos) y el Instituto de Neurociencias (1 kilo).

Estos centros asistenciales atendieron el año pasado a más de 360 600 personas.

Armando Baquerizo, administrador general de la Junta de Beneficencia, resaltó el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y de su Banco de Desarrollo de América Latina, que apoyaron con un crédito no reembolsable de USD 132 550. Con ese valor realizaron estudios y obtuvieron el plan de manejo ambiental para los cuatro centros.

"Son los primeros hospitales de Guayaquil y de Ecuador en obtener este reconocimiento ambiental", dijo Hermann Krutzfeld, representante de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, durante la entrega de las licencias a fines del mes de enero.

Mauricio Velásquez, de la Dirección de Medio Ambiente de la CAF, explica que para alcanzar estas certificaciones los hospitales no solo deben cumplir con la legislación ambiental nacional sino también ser ecoeficientes: usar poca energía eléctrica, bajo consumo de agua, reducir al mínimo sus desechos peligrosos…

En el mundo hay varios ejemplos. En Inglaterra se planifica desarrollar un mapa de ruta para que todos sus hospitales sean verdes. En Estados Unidos, más de 1 000 hospitales integran una red promovida por Practice Greenhealth, una organización no gubernamental que se enfoca en disminuir su huella ambiental.

En Ecuador, el pediátrico Roberto Gilbert es parte de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables. Esta iniciativa mundial arrancó en el 2012 y agrupa a por lo menos 4 000 centros médicos.

De ese grupo también es parte el Hospital León Becerra, en Guayaquil. Como muestra de los trabajos en materia de ecología ha recopilado más de 16 000 kilos de chatarra electrónica, que han sido correctamente procesados por la empresa de reciclaje Intercia.

En cuanto al Roberto Gilbert, para este año tienen previsto invertir USD 77 000 para mantener su certificación.

Ese monto se destina al pago de las empresas que colaboran en el control del ruido (sus parámetros están entre 30 y 45 decibelios), en el análisis de aguas residuales que se realiza cuatro veces por año y en el tratamiento de la chatarra electrónica para evitar la contaminación por zinc, cadmio, plomo y níquel.

También practican la disposición responsable de fluorescentes y aceites que producen las máquinas generadoras. Al año, cada hospital de la Junta produce unos 300 galones de aceites minerales, que son debidamente procesados.

A eso suman 130 kilos de mercurio que dejaron de desechar al año por el reemplazo de termómetros y tensiómetros.

A escala mundial se calcula que el 10% del mercurio lanzado al ambiente proviene de desechos médicos.

  • En contexto

Argentina, Brasil, Filipinas, Suecia, Taiwán, Estados Unidos , Ecuador, entre otros, son parte de la iniciativa Salud sin Daño, de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables. Son más de 4 000 hospitales de seis continentes. La OMS también promueve la iniciativa.

1 000 Hospitales  de ­Estados Unidos integran una red ecológica.

USD 132 550 es el crédito no reembolsable para el plan de manejo ambiental.

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