Richard Cóndor y Adrián Armijos están al frente de LifeBooks. Su iniciativa se incuba en KrugerLabs, en el norte de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Una gatita virtual, de color gris y con una pinta negra en su cabeza, aparece en la pantalla de un ‘smartphone’ o de una tableta. Se mueve con gracia y empieza a narrar un cuento mientras el lector, que puede ser un niño, un adolescente o un adulto, mira y escucha con atención.
La gata se llama Bruna Sancocha y es la protagonista de un libro que combina la tecnología con la literatura. Esta lectura es distinta porque se la puede hacer de la manera tradicional en un libro o con la ayuda de una aplicación móvil.
Así funciona, a breves rasgos, LifeBooks, el emprendimiento desarrollado por Adrián Armijos y Richard Cóndor. Ellos son dos jóvenes estudiantes que ya saborean las dulzuras y las amarguras de la aventura de emprender.
Su iniciativa sebasa en la tecnología de realidad aumentada: la ‘app’ genera imágenes en tres dimensiones -como la de Bruna Sancocha- que se proyectan en un dispositivo móvil. Todo esto, aseguran Armijos y Cóndor, apoya el aprendizaje y la experiencia de la lectura de los niños.
Armijos y Cóndor se conocieron en enero del 2015. Ambos son estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y hace 12 meses iniciaron una tarea académica que se convirtió en un emprendimiento.
El primero tiene 22 años y estudia Ingeniería de Sistemas, mientras que Cóndor tiene un año menos y se inclinó por la Comunicación Social.
Armijos se muestra más relajado y conversador. Practica esgrima y se declara un aficionado de YouTube. Cóndor, por su parte, deja notar algo de cautela y timidez cuando cuenta su día a día; entre sus distracciones están el gimnasio y salidas nocturnas con sus amistades. Esas diferencias de carácter no impidieron que ambos jóvenes emprendieran.
A inicios del año anterior, ellos y otros tres chicos formaron un grupo de trabajo en las clases de emprendimiento de la USFQ. Con la guía de Giovanni Rosanía, profesor del establecimiento, tenían como tarea idear un producto o servicio, desarrollar un plan de negocios y presentarlo en una feria organizada.
El proyecto académico fue creciendo con los matices propios de la actividad emprendedora: lluvias de ideas, reuniones, búsqueda de financiamiento, altas dosis de paciencia, alegrías, tristezas, tropezones, etc.
Luego de pulir la idea y tras invertir unos USD 400, los chicos presentaron su proyecto y se quedaron con el primer lugar en un concurso de emprendimiento interno de la universidad.
El reconocimiento motivó al equipo. Y de las aulas universitarias pasaron a Kruger Labs, un espacio dedicado a apoyar emprendimientos de base tecnológica, también conocidos como ‘startups’.
Del grupo inicial solo quedaron Armijos y Cóndor, quienes montaron su centro de operaciones en Kruger Labs. Allí, toboganes de colores, piscinas de pelotas, juegos de video y mesas de billar son parte de las distracciones. En el mismo espacio, esta pareja emprendedora trabaja acompañada de ‘smartphones’, tabletas y ‘laptops’. Su meta esa apuntalar a LifeBooks.
La tecnología detrás de su idea les tomó casi un año de desarrollo. Armijos explica que es muy similar a los códigos QR, pero en vez de analizar cuadrados negros y blancos, el software de LifeBooks analiza imágenes y colores.
En este trayecto, la iniciativa recibió apoyo privado y público. Los emprendedores recibieron USD 2 500 como capital semilla por parte de Banco Pichincha. Y ahora están por recibir USD
53 000 que obtuvieron del Banco de Ideas, un programa de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
Además, en agosto fueron invitados al Global Student Entrepreneurship Challenge, realizado por la Universidad Virginia Tech, en EE.UU.
Armijos es autocrítico con sus contemporáneos: “La actual generación pierde mucho tiempo en redes sociales”. Pero también reconoce que los jóvenes de hoy en día tienen mejores oportunidades que los de antes.
Acorde con su iniciativa, la lectura les atrae: Stieg Larson, Isaac Asimov o Patrick Suskind son algunos de los autores que los dos leen.
Hoy, la vida de ambos gira alrededor del emprendimiento. Armijos cuenta que con sus conocimientos tecnológicos hace algunas ‘chauchas’. Y Cóndor empieza a moverse por su cuenta en el mundo de las relaciones públicas. Además, ya ajustan la publicación de un segundo libro en 3D.