La actriz ecuatoriana Juana Guarderas interpreta a una sabia curandera en la obra teatral ‘La Venadita’. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Desde guambrita le dicen ‘La Venadita’, pero cuando tenía unos 14 años María Plácida Rodríguez tuvo un encuentro cercano con la muerte, del cual regresó adquiriendo ciertos dones curativos que le dieron un nuevo sentido a su vida.
En 1999, el testimonio de esta curandera que vivió a los pies del Ilaló, cerro que divide los valles de Los Chillos y Tumbaco, llegó a manos de la actriz y directora argentina Susana Pautasso, quien lo trasladó a una obra de teatro bajo el título de ‘La Venadita’. Poco antes del estreno, Pautasso conoció a la verdadera María Plácida Rodríguez, cuyo encuentro permitió enriquecer la obra, a la que pudo asistir antes de su muerte, en el 2004.
Luego de 17 años del estreno, la obra será expuesta en el país de origen de su autora en dos encuentros. El primero será en el teatro El Excéntrico, de la 18, en Buenos Aires, en el trigésimo aniversario de este espacio de artes escénicas. La segunda escala será en el Festival Iberoamericano de Teatro de Mar del Plata, que este año celebra su duodécima edición.
Actualmente la obra es interpretada por la actriz ecuatoriana Juana Guarderas, quien heredó el personaje de manos de la propia Pautasso. Tras un ciclo de presentaciones a cargo de Pautasso, que duró alrededor de 10 años, Guarderas quería ver de nuevo ‘La Venadita’ y le ofreció el escenario del Patio de Comedias a la autora.
Por su parte, la actriz y productora Sathya Durán también había tomado contacto con Pautasso para volver a llevar la obra a escena. Para Pautasso, sin embargo, ‘La Venadita’ había culminado su ciclo con ella como intérprete y en un emotivo acto simbólico, que se materializó con la entrega de un báculo de madera y un chal que la argentina usaba para dar vida al personaje, ‘La Venadita’ pasó a manos de Guarderas.
Desde entonces, la actriz ha presentado el monólogo teatral dentro y fuera del país, tanto en escenarios formales como en espacios alternativos, como parques y plazas en comunidades rurales.
En el 2014, la obra fue galardonada con el Premio Francisco Tobar, otorgado por el Municipio de Quito a las mejores producciones y emprendimientos interculturales. Antes de tomar rumbo hacia Argentina, el pasado domingo la pieza teatral cerró una temporada más en el Patio de Comedias.
Guarderas no solo se identifica con la ternura, el humor y la sabiduría de ‘La Venadita’, sino también con su visión sobre la vida, que la lleva de regreso a los días de su infancia, que vivió en el campo junto a su padre, el actor Raúl Guarderas.
Es a través de este personaje, dice Guarderas, que ha podido redescubrir esa conexión esencial entre el hombre y la naturaleza. El mismo montaje de la obra representa para la actriz un sagrado ritual, a través del cual estable una conexión espiritual con varios elementos: el agua, la luna, el sol, el maíz o las plantas, con las que devuelve la salud.
A través de la palabra, esta conversadora curandera es capaz de transportar al espectador a una cotidianidad que cada día se vuelve más lejana y ajena. Pero que, sin embargo, quiere sobrevivir en la memoria del espectador y del teatro.