Ricardo Luna (izq.), artista y activista, director de la revista Lasicalíptica, presentó en la Universidad de las Artes de Guayaquil la edición número seis de la publicación. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
En el performance de Micaela Cyrino, la brasilera se desnuda lentamente y ofrece las curvas de “un cuerpo negro” –como ella lo llama- como modelo para ser dibujado. Tras la última pose de una sesión de 30 minutos, ella se viste e invita al público a exponer sus dibujos. Entonces se presenta y cuenta su historia: nació con VIH y convive con la epidemia desde hace 27 años.
El performance ‘En mi cuerpo tengo VIH’ es recogido en fotografías y video, con algunos de los dibujos realizados en la sesión, en la nueva edición de la revista digital ecuatoriana Lasicalíptica. El sexto proyecto curatorial de la publicación de arte sexuado recoge las memorias de la residencia artística “Positiva-El cuerpo VIH”, en la que participaron ocho proyectos internacionales, incluso de aristas infectados.
En el caso de Cyrino, quien fue infectada de forma vertical por su madre y quien creció en una casa de huérfanos con VIH, fue “criada para la muerte”, y fungió como “conejillo de laboratorio” para todo tipo de tratamientos experimentales contra la enfermedad.
“He ofrendado mi cuerpo para la investigación social y científica, eso es lo que nos cuenta Micaela Cyrino”, indicó Ricardo Luna, director fundador de la revista, durante la presentación del proyecto en Guayaquil, la noche del pasado jueves 3 de diciembre en la Universidad de las Artes.
El sexto proyecto de Lasicalíptica, plataforma virtual multidisciplinaria -que ha exhibido arte queer, gay, LGBTIH, arte post-porno y erótico-, fue lanzado en Quito el pasado 1 de diciembre en el marco del Día Internacional de la Respuesta al VIH.
“Durante la residencia nos reunimos en Quito (en mayo pasado) e interpelamos la realidad en el espacio público, sobre todo con performance, tocando el tema del VIH desde la perspectiva del cuerpo positivo”, explicó Luna, activista quiteño, de 30 años.
El artista argentino Alejo Campos creo la instalación ‘Fixión y disenso’ a partir de una maraña de lazos rojos (símbolo del sida), un laberinto en zigzag que unió ‘monumentos triviales’, autobiográficos, objetos cotidianos y sexuales, imágenes de desnudos y parejas homosexuales.
La proclama de la residencia era acabar con las representaciones estigmatizantes. Uno de los extremos del lazo rojo estaba atado a una cadena y un candado, que apuntó a la Plaza República de Haití, país que Campos vinculó con los inicios del sida.
“Al comienzo de este fenómeno terrible que nos vincula, cuando no se sabía qué era, se le llamó peste rosa. El nombre científico no era mucho mejor: la enfermedad de las cuatro haches. Los pacientes que llegaban sin ninguna casuística que podía entender la medicina eran homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y cinco pobres haitianos que tenían Sida. La pastilla que yo también es rosa y la até al candado…”, dice el argentino en un video de la revista Lasicalíptica
La edición de Lasicalíptica 6, proyecto ganador del premio Nacional de las Artes Mariano Aguilera, interpela la realidad desde el arte, pero también que se la cuestione desde la academia y la ciencia.
La profilaxis pre-exposición para el VIH ha demostrado según Luna que el uso de un fármaco antirretroviral de forma continuada evita la adquisición del virus, en un tratamiento “más efectivo que el condón”, según el performer.
“Parece que todo esta solucionado con la medicación, el positivo ya no pude transmitir el VIH, incluso el condón se puede dejar aparte para la nueva prevención y la nueva ciencia”, subrayó Luna. “Creen que la solución es que ya están medicados los positivos y ya no transmiten el virus ni se van a morir, pero la solución final es la cura”, dijo.