El cantante mexicano Juan Gabriel en su gira Celebración 2014 con un concierto en Lima, el 14 de agosto de 2014. Foto: AFP
Juan Gabriel no solo fue un grande de la música sino un rupturista. El ‘Divo’ fue un ‘queer’ involuntario, años antes de que en la sociedad se popularizara la teoría de género de lo ‘queer’, que rechaza la clasificación de las personas en categorías universales y fijas como la heterosexualidad o la homosexualidad.
En la década de los ochenta, ‘Juanga’, como también le decían sus amigos y fans, subía a los escenarios ataviado con camisas vaporosas, chalecos llenos de flecos y brillos; y letras de canciones puñaleras como ‘Inocente, pobre amigo’.
El ‘Divo’ creaba y cantaba historias, muchas de ellas autobiográficas, que fueron la bandera de generaciones de miembros de la comunidad Glbti, en toda Latinoamérica, durante las últimas décadas.
En el escenario, Juan Gabriel se convirtió en la mezcla perfecta de sutileza y fuerza. En sus interpretaciones derrochaba tanta energía y vehemencia, como amor y pasión, que sus fans terminaron por ponerle el mote de ‘Divo’, un apelativo que en el mundo del espectáculo, casi siempre, está destinado a las mujeres.
Quizá sin quererlo, Juan Gabriel se convirtió en un transgresor, un ‘héroe’ para una minoría sedienta de representación, que dijo sin ningún empacho que el arte era femenino, y que logró que sus fans, hace tiempo, dejaran de hacerse preguntas sobre su sexualidad.
Es famosa la entrevista que le hiciera hace varios años el periodista mexicano Fernando del Rincón, en la que a su pregunta de si era gay, el cantante respondió: “Dicen que lo que se ve no se pregunta, mijo… Uno no vale por las personalidades que otra gente puede achacarle, porque todo lo que uno hace es lo que queda, lo que realmente vale”.
Desde que empezó su carrera musical, Juan Gabriel (Alberto Aguilera Valadez) rompió con las reglas de la heterosexualidad. En medio de una sociedad machista, el ‘Divo’ apareció con sus ademanes y su feminidad a flor de piel.
La ecuatoriana María Amelia Viteri, antropóloga y estudiosa de las teorías ‘queer’, sostiene que la propuesta musical de Juan Gabriel es totalmente ‘queer’. Desde sus canciones hasta el performance que realizaba en el escenario. “Juan Gabriel tiene una importancia enorme en plantear y pensar lo ‘queer’ antes de que existiese la teoría como tal”.
Si ‘Juanga’ sufría por desamor lo disimulaba bien. En la vida pública, su sonrisa siempre lo iluminaba y dejaba atrás el chismorreo de la prensa rosa. Ese chismorreo incluía la fraternal relación que tenía con Laura Salas, su exposa y madre de su único hijo biológico, los tres restantes eran adoptados. Varias veces dijo que Salas era su mejor amiga y que jamás hablaría mal de ella.
Así como se habló de su esposa, hijos y nietos, se habló de las supuestas relaciones que tuvo con varios hombres. Un tema ventilado por su exsecreatrio Joaquín Muñoz, en un libro, en 1985.
Juan Gabriel no estuvo solo en ese propósito, consciente o inconsciente, de romper con los estereotipos en el escenario. Se puede nombrar al español Raphael; o a los también fallecidos este año David Bowie y Prince, que igualmente marcaron tendencia a través de lo que comunicaban con su cuerpo y lo que hacían o no con él.
Juan Gabriel nunca se esforzó por ocultar su amaneramiento. Lo que sí hizo hasta el último día es mantener en silencio sus predilecciones y gustos sexuales. Cuando en el 2004, el periodista Mauricio Córdova le preguntó sobre la discriminación que sufren los homosexuales, Juan Gabriel respondió con una frase que se ha vuelto célebre: “Los que discriminan al mundo gay lo único que hacen es discriminarse a ellos mismos”. Agregó que la gente se discrimina sola y que cada quien debe estar seguro de la importancia que tiene.
Esa seguridad con la que vivió Juan Gabriel, a lo largo de sus 66 años, lo convirtió en un artista querido por todos.
Hace 40 años no había nada más masculino que pararse en un escenario con un grupo de mariachis y cantar a la mujer. Pero ‘Juanga’ se paró en los escenarios con pañoleta al cuello, pestañas rizadas y un aire femenino que rompió con todos los clichés.