La agrupación se ha presentado en diferentes escenarios, dentro y fuera del país. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Ocho generaciones han pasado desde que el grupo folclórico Jolgorio Internacional empezó a difundir la danza y la música del pueblo afroesmeraldeño.
Su nombre se inspiró en la algarabía y el bullicio que expresa esta población al bailar su ritmo tradicional. Fue en el barrio Caliente, centro de Esmeraldas, donde los bautizaron. El grupo ha estado conformado por los Jama, Ortiz, Capaz, Díaz, Mosquera, Tenorio y Monroy, con hasta cinco miembros de una misma familia.
Esta agrupación, considerada emblema de la música negra, nació el 24 de octubre 1969, cuando la aparición de la melodía ancestral despertó interés en la población y salió del campo para hacerse notar en la ciudad.
Su fundador fue Manuel Martínez, quien invitó a Santiago Mosquera, cuando apenas tenía 17 años, para conformar el grupo. Tres años después asumió la dirección. Su primera gira internacional fue en 1975, a Lima (Perú) . Desde esa salida, el Jolgorio se convirtió en Internacional.
Se caracterizan por bailes tradicionales, como Caderona, Andarele, Torbellino y Fabriciano, en ocasiones añadiendo versos sobre las historias del pueblo afroesmeraldeño. Como parte de los hitos, en sus 47 años de trayectoria, está el paso de figuras como Petita Palma, quien después fundó su grupo Tierra Caliente. Actualmente es considerada una de las voces referentes del canto del pueblo negro, acompañada de la marimba entonada por sus hijos.
Según Mosquera, al igual que este caso, Jolgorio fue la escuela de baile y música que inspiró a las 15 que hay en la ciudad y dirigidas también por exintegrantes del grupo.
En total, son 30 personas, entre músicos de marimba, cantores y bailarines, quienes lo integran. Uno de los exintegrantes es el antropólogo Adison Güisamano, quien fundó hace 15 años su agrupación Presencia Negra, que ha representado al país en Colombia, Perú, Chile, Francia, Alemania y Austria. “Jolgorio fue mi escuela, porque ahí aprendí desde a tocar instrumentos hasta montar las danzas de la mano de Santiago Mosquera, un hombre entregado a la cultura”, expresa.
Jolgorio también se identifica por la variedad de colores que muestra en sus diferentes vestuarios, estampados o sencillos. Predominan el blanco, verde, amarillo y el azul eléctrico. Todos han sido diseñados por su director.
La rigurosa formación de sus danzantes se nota en la propia exigencia para el baile. Ensayan seis horas semanales al son del bombo, cununo, guasá y de la marimba. Patricia Trejo es una de las principales bailarinas de la agrupación. Lleva 15 años presentándose en varios países de todo el continente. Unos de los últimos que visitó fue Nicaragua, donde por primera vez se escuchó con Jolgorio el folclor de Esmeraldas.
La trayectoria de Jolgorio Internacional permitió que el Municipio de Esmeraldas le rindiera un homenaje en el XIII Festival de Música y Danza, a su director. Las autoridades decidieron ponerle su nombre a ese festival, en el que ganó en dos ocasiones la Marimba de Oro.
Así como este, son un poco más de 300 los reconocimientos que ya han recibido en Esmeraldas y en otras provincias del país. No solo con presentaciones sino con talleres sobre esta cultura. Lian Wang es una de las más de 10 alumnas originarias de China que han recibido la enseñanza de Santiago Mosquera, en una de las escuelas particulares de la ciudad. A sus 20 años, aún recuerda el baile de la marimba que aprendió de él.
Esta agrupación recibió el influjo de cultores de danza y la música esmeraldeña como Ecolástico Solís, quien perfeccionó la marimba. También de Remberto Escobar, encargado de difundir el baile de los afros y la poesía popular por toda la provincia.