El escritor británico ha escrito nueve novelas y cuatro libros de relatos. También es guionista. Foto: MCT
La literatura de Irvine Welsh es visceral. La crudeza de las historias que narra en sus libros a veces eriza la piel. Esas historias, protagonizadas por antihéroes, son un espejo del mundo marginal que vivió en Edimburgo, durante su juventud, y que decidió retratar desde inicios de los 90.
En 1993, Welsh publicó ‘Trainspotting’, un libro que se convirtió en obra referencial para una generación. La novela cuenta la historia de un grupo de jóvenes, de familias de clase obrera, que encuentran en las drogas -sobre todo la heroína– su fórmula para la felicidad.
En ‘Trainspotting’, los protagonistas son Mark Renton, Spud, Sick Boy, Tommy, Francis Begbie y Diane. Jóvenes que viven inyectándose heroína, bebiendo en pubs, escuchando punk y viendo partidos de fútbol. Sucesos que Welsh ha reconocido como autobiográficos.
Su primera novela impactó tanto en el mundo artístico y cultural de los años 90, que Danny Boyle llevó la historia al cine en 1996. El cineasta británico también es el director de ‘Trainspotting II’, que ya se estrenó este año en varios países.
Welsh ha mantenido un apego literario por los personajes de ‘Trainspotting’ y los ha convertido en los protagonistas de ‘Porno’ y ‘Skagboys’, la secuela y precuela, respectivamente, de esta historia. En una entrevista para El País, de España, dijo que siempre está pensando en qué estarán haciendo estos personajes. “Hace poco he empezado a escribir de nuevo sobre Renton y está siendo interesante”, dijo.
‘Skagboys’ está ambientada en Edimburgo a comienzos de los años 80 y cuenta cómo Renton y sus amigos descendieron al mundo de las drogas, mientras sus padres se dedicaban a las huelgas mineras en rechazo a las medidas tomadas por Margaret Thatcher.
En ‘Porno’, un libro que tuvo varios reparos de la crítica londinense, Welsh agrega nuevas facetas a la vida decadente de los protagonistas de ‘Trainspotting’, entre ellas un vínculo con la industria de la pornografía que se desarrolló en Edimburgo en los 80.
En ‘Crimen’, publicada en el 2008, coqueteó con la novela negra. Esta historia que mezcla el realismo negro y la sátira cuenta la historia de Ray Lennox, un joven inspector de la policía de Edimburgo que logra resolver un atroz caso de asesinato y viaja a Miami para pasar unas cortas vacaciones. En esta historia, Welsh vuelve a salpicar a los protagonistas de elementos recurrentes en su literatura: las drogas y el alcohol. La novedad de esta obra es la trama psicológica que desarrolla.
Para ‘Éxtasis’, uno de sus cuatro libros de relatos cortos, Welsh se aleja de las historias donde la heroína es la protagonista y se sumerge en el uso de las drogas ‘recreativas’. Estos ‘Tres relatos de amor químico’, como los denominó el autor, están compuestos por las historias tituladas ‘Lorraine va a Livingston’, ‘La fortuna siempre se oculta’ y ‘Los indestructibles’.