Un festival provincial pretende tomar la posta de los intercolegiales televisados de los 90. Foto: EL COMERCIO
Armar una banda en el colegio es básico si hay inclinación musical. Y cuando no hay gente para armar el grupo, el camino de los acordes desemboca en la aparición de duetos o solistas; la cosa es hacer música.
Es así que algunas instituciones educativas alertadas por esas motivaciones empezaron a desarrollar intercolegiales de la canción o de música. A mediados de los 80, en Quito, los colegios hacían invitaciones a otras instituciones para ser parte de sus fiestas patronales o kermeses con las bandas de sus respectivos colegios. Eventualmente, estas veladas se convirtieron en concursos.
Así, por ejemplo, en 1986, un quinteto del Jacques Dalcroze se inscribió para participar en un intercolegial organizado por el colegio Eufrasia. Pepe Mantilla (el dueño de los instrumentos), Robert Cazco, Jaime Reyes, Daniel y Felipe Jácome se hicieron llamar desde entonces Tercer Mundo.
Según las reglas, se debía tocar una nacional, un cover y una inédita. Se tomaron el evento muy en serio y ensayaron arduamente pese a no tocar tan bien los instrumentos. Presentaron la instrumental Ñuca Llacta de Ñanda Mañachi, Devuélveme a mi chica de Hombres G y una canción cedida por la mamá de los Jácome, adaptada para la ocasión y que cuestionaba los excesos de la publicidad.
“Pasamos a la final. Ahí nos fue pésimo”, recuerda Felipe, quien pese a haber perdido frente al grupo de covers del colegio Spellman, hoy su banda es un referente indiscutible dentro del pop y rock en el país. “Un intercolegial es como un estímulo crítico y puntual para que los jóvenes se animen a tomar un instrumento”, asegura.
Lo cierto es que ya en los 90, la organización de intercolegiales llegó a la televisión. Primero fue a Teleandina y luego a Teleamazonas. Fue ahí que hubo un verdadero revuelo de talento colegial ya que era visto a escala nacional y el nivel de los participantes no defraudaba. El más recordado fue el que mantuvo sus eliminatorias en el estudio del canal y llevó la final a la Plaza de Toros.
De hecho, Felipe Jácome participó como jurado ahí y recuerda haber visto a muchos participantes que luego “se hicieron parte del medio”. Algunos de ellos estudiaban en el Marista y se habían juntado antes del intercolegial. Ellos lograron convencer “a regañadientes” a las autoridades del colegio para que les firmaran la autorización para participar.
La banda la conformaban Sebastián Salvador, Daniel Mantilla (luego baterista en Hittar Cuesta, Pulpo 3 y Tomback), Guillo Cepeda (guitarrista de proyectos como Fábrica Jazz, Los Pickles, Francisco Terán) y ‘Toño’ Cepeda (Electro Bandas, Biorn Borj, Can Can).
Tocaron Highway Star, un cover de los roqueros británicos Deep Purple, tema que les valió un segundo puesto.
‘Toño’ recuerda que ahí conoció a músicos con los que luego compartió profesionalmente años después como Ernesto Karolys y Agustín Báez de La Condamine o Juan Carlos Machado y Chris Fahr de la Academia Cotopaxi.
“Fue un catalizador. La gente ya venía tocando pero nos acercó a los músicos de esa edad que hacíamos cosas en Quito. Nos dio vitrina porque a la final se pasaba en TV nacional”, afirma Cepeda. Por eso, cuando el espacio dejó de producirse en televisión, los intercolegiales -aunque se siguieron organizando- dejaron de tener ese efecto de trampolín.
Tratando de traer de regreso ese impacto, se ha organizado este año el Festival Suena Pichincha. Según su mentalizador, Iván Paredes, la idea surgió al recordar que el intercolegial de los 90 ayudó a visualizar varios talentos de la actualidad. Este mes se receptarán inscripciones y se tiene en mente que un canal difunda el evento, tal como fue en su época de oro.
No olvide
Inscripción. Se receptarán desde el 15 de octubre. Las bases están en el perfil de Facebook de Suena Pichincha.
Final. Tendrá lugar en el coliseo Rumiñahui el 27 de marzo del 2015 con 10 finalistas.