Expertos ambientales expresaron la necesidad de buscar las soluciones más eficientes e innovadoras para mantener las áreas silvestres protegidas: “un insumo que escasea” en la región mesoamericana. El presidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Ernesto Enkerlin, dijo que “las áreas protegidas son un insumo que escasea”.
“En la medida en que los bienes y servicios de la naturaleza de las áreas protegidas se van posicionando para brindar servicios ambientales, van escaseando, porque aumentan su valor y son más cotizadas”, dijo el experto, que participa en el IV Congreso Mesoamericano de Áreas Protegidas, que se realiza en San José hasta el viernes.
En Centroamérica existen 743 áreas silvestres protegidas, conocidas como el Sistema Centroamericano de Áreas Protegidas, que ocupan una superficie de cerca del 27% del área total de esa región.
Además, en México existen 176 áreas naturales de carácter federal que representan más de 25 millones de hectáreas.
Según Enkerlin, uno de los retos es “cambiar el lenguaje” y hacer entender a las personas que las áreas protegidas “no son esas que no se pueden ni tocar”, sino que “ellas contribuyen al desarrollo”.
El problema que tienen actualmente estas áreas protegidas es que en la región Mesoamericana se incluyen megaproyectos de desarrollo, como la minería, metales, carreteras y represas hidroeléctricas que afectan la zona.
En el IV Congreso Mesoamericano, cerca de medio millar de investigadores y funcionarios del sector ambiental exponen las medidas para mejorar la conservación de la biodiversidad, los ecosistemas y de la promoción del bienestar humano.
Las áreas protegidas proporcionan en forma directa medios de vida a 1 100 millones de personas en todo el mundo, según datos de la UICN. Además, son fuente de agua potable y si son bien gestionadas pueden ayudar a mitigar e impulsar medidas de adaptación al cambio climático.