Entrevista a Luis Miguel Galindo, catedrático de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y de Cepal.
¿Existe un sensación de optimismo por los acuerdos alcanzados en la XVI Conferencia de Cambio Climático (COP 16) de Cancún, México. Pero independientemente, ¿qué recomendaciones dieron expertos como usted a los gobernantes que llegaron a la cita climática?
Es un problema de muy largo plazo. Por lo tanto, hay que seguir buscando soluciones generales, pero que respeten las particularidades de cada país. Eso significa generar propuestas que sean aceptadas por la comunidad internacional tanto para procesos de control y adaptación a los efectos del cambio climático.
Pero el desequilibrio climático va a un ritmo más acelerado que los acuerdos y la decisión de los gobernantes a resignar sus intereses particulares…
Hay procesos de adaptación que se pueden ir ejecutando en forma individual en cada país. Por ejemplo, en los sectores agrícolas, en la disponibilidad de los recursos hídricos y en la preservación de la biodiversidad. Es decir, en acciones de prevención ante los eventos extremos, como sequías prolongadas o lluvias.
En Cancún no se fijaron grandes metas para bajar la contaminación, ¿qué va a ocurrir con la humanidad y el planeta a mediano plazo?El escenario menos pesimista anticipa que hasta mediados de siglo la temperatura promedio de la Tierra subirá al menos 2 grados y para finales, en más de 4. Eso causará pérdidas económicas significativas para los sectores agrícola y de turismo por los eventos extremos. Además, afectará la disponibilidad de agua y cambiará el uso del suelo.
La Cepal reveló que por el cambio climático habrá pérdidas sobre el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país. ¿En qué se sustenta esa afirmación?
Los estudios plantean que hay diferentes impactos económicos. Estos son crecientes, pero heterogéneos por región. Por ejemplo, en el sur del continente americano el aumento de la temperatura permitirá ganar durante ciertos períodos, ya que si se dispone de agua se ampliarán las fronteras agrícolas. Las zonas tropicales sufrirán pérdidas económicas inmediatas, desaparición de biodiversidad y otros daños.
¿Hay gente en cada uno de los países que ve al cambio climático como muy lejano?
Hay un problema que debe solucionarse a mediano plazo, ya que hoy solo pensamos a largo tiempo. Ocurren alteraciones climáticas pequeñas casi imperceptibles y por eso no les damos importancia. Pero con el paso de los años nos repercute demasiado. Por ejemplo, 350 días del año pueden mantenerse con temperaturas normales, pero un incremento en los 15 días restantes causan duras consecuencias. Se calcula hay 300 000 muertes por cambio climático cada año.
¿Eso agravará la situación económica de las poblaciones más pobres?
Incidirá mucho en estos sectores porque, normalmente, tienen menos recursos para adaptarse a los cambios atmosféricos. Además, cuando son afectados por una tormenta, sequía o invierno extremos les cuesta mucho más trabajo reincorporarse a los procesos productivos.
¿En este tipo de situaciones conviene la asistencia paternalista del Estado o es mejor que ellos aprendan a valerse por sí solos?
Creo que ellos tienen procesos de adaptación en curso. Algunos pueden ser ineficientes, otros tienen tradición histórica. Entonces es más conviene entrar en acciones de cooperación mutua para apoyarles con conocimiento científico.
Usted dice que lo recomendable es tomar medidas de adaptación inmediata. ¿Qué es lo que aconseja?
Hay que crear corredores de protección para salvar la biodiversidad. También se debe mejorar estrategias para ayudar a la población, pero siempre basándose en la realidad de cada zona.
Los expertos envían permanentes alertas sobre los impactos del cambio climáticos en diversos sectores. ¿Pero como que los gobernantes les ignoran?
Las negociaciones sobre el cambio climático resultan un programa muy complejo de política internacional. Esto ocurre porque de por medio están en juego costos económicos importantes. Eso hace que sea muy complejo lograr grandes compromisos obligatorios a favor de la protección del planeta.
¿Eso no es pensar solo en el momento y no a futuro?
Es fundamental diseñar estrategias que permitan resolver en el corto plazo aquellos problemas que son urgentes y éticamente inaceptables como la pérdida de vidas y de biodiversidad por eventos extremos. Hay muchas iniciativas individuales que deben ser reforzadas y replicadas por otros.
Los especialistas advierten que las pérdidas serán mayores y si no se adoptan medidas drásticas ahora.
Hay países que las pérdidas serán más inmediatas y directas. Por ejemplo, por las sequías, habrá impactos sobre los recursos hídricos y eso afectará al turismo, a zonas amplias de cultivos y muchas centrales hidroeléctricas quedarán inservibles. Los daños se volverán incalculables por los efectos del cambio climático.