El hornado de Carmen Ramos resguarda la sazón de Pelileo

Carmen Ramos fue homenajeada por sus  compañeros de la Plaza 10 de Agosto, en Pelileo.

Carmen Ramos fue homenajeada por sus compañeros de la Plaza 10 de Agosto, en Pelileo.

Carmen Ramos fue homenajeada por sus
compañeros de la Plaza 10 de Agosto, en Pelileo. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO 

Desde hace cinco días, la vida de Carmen Ramos es más ajetreada. Duerme menos, pasa poco tiempo con su familia y su agenda está copada en homenajes, entrevistas en la televisión, radio y en los medios impresos nacionales.

No es para menos. El domingo 25 de septiembre, esta vendedora de hornado se convirtió en la mujer más famosa del país. Con su tradicional receta convenció al jurado para ganar la segunda edición del Mundial del Hornado, que se realizó en Otavalo (Imbabura).

Carmen no puede creer que su sazón, en la elaboración de este tradicional platillo, vencería a otras 19 recetas expuestas en el concurso donde participaron representantes de Pichincha, Bolívar, Carchi, Azuay, Cotopaxi, Los Ríos…

Su nombre se riega en las páginas web donde los medios digitales dan cuenta de este logro. Carmen se adaptó paulatinamente -pese a no estar acostumbrada- a las cámaras de video, fotos y entrevistas.

Al inicio se muestra tensa, luego toma confianza y cuesta su historia. La receta no es de la abuela, puesto que ninguna de sus familiares preparaba hornado. Mirella Sánchez le enseñó parte de los secretos de la preparación.

Mirella vendía en la plaza 10 de Agosto. Un día pidió a su vecina (Carmen) que vendiera el hornado debido a que tenía que hacer una diligencia. “Me gustó el trabajo y preparé un cerdo. Le pedí a Mirella un espacio cerca de ella y aceptó. Gracias a ella estoy aquí”.

Para conseguir un buen sabor y que el cerdo sea jugoso, experimentó mezclas con especias hasta que consiguió la sazón perfecta y que gusta a sus comensales.

Su secreto es usar el aliño tradicional que lo hace únicamente con especies naturales como ajos, cebollas, entre otros. Todos son molidos en piedra. Además, para alcanzar un buen sabor de la carne, el cerdo debe ser joven.

Pero lo más importante es el aseo, los ingredientes frescos y el amor en la preparación. Esta labor la inicia todos los días a las 02:00 con ocho colaboradoras, incluida su hermana.

La vendedora de este plato tradicional, en la plaza 10 de Agosto del cantón Pelileo, es una de las personas más buscadas del Ecuador. Su delito es deleitar los paladares de sus clientes que comenzaron a llegar de Riobamba, Latacunga, Puyo y otras ciudades.

En las calles estrechas del barrio Central hay congestión vehicular. Sus vecinos dicen que es muy colaboradora y bondadosa. Édison Medina conoce a Carmen. Cuenta que es un logro importante porque trabaja con esmero.

Los comensales suelen llegar desde las 09:00. Los compradores hacen fila para comprar un plato que se vende entre USD 2 y 3.
La buena atención, la salubridad y el buen trato son el imán que atraen a más compradores. Iliana Ayala y su madre Teresa llegaron de Riobamba en busca de este plato.

El martes decidieron viajar hora y media para probar la jugosa carne y el cuero reventado que cruje en la boca. La atención que recibieron enamoró a las mujeres. “Es muy bueno, creo que la corona está en buenas manos”, afirma Cecilia.

Carmen dice que su esposo no estaba de acuerdo que participara, pero el chef Javier López, catedrático de la Escuela de Gastronomía de la Universidad Uniandes, le ayudó en la presentación del plato.

Su casa del barrio Central tiene un amplio espacio donde prepara todos los ingredientes para cocer 30 cerdos semanales en sus dos hornos.

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