La cinta de Marvel y Disney tiene como protagonistas a los actores Paul Rudd y Michael Douglas. Cuenta la historia de un superhéroe que habla con los insectos. Foto: Archivo
¿Un hombre que se encoge y puede hablar con los insectos? Ese, no es precisamente el arquetipo del superhéroe que en los últimos años se ha mudado de las viñetas para acaparar las pantallas de los cines y salvar al mundo de sus constantes amenazas.
Sin embargo, con el estreno de ‘Ant Man’, Marvel y Disney se han impuesto quizá uno de sus mayores retos hasta ahora: poner en escena a un personaje que, pese a considerarse como uno de los precursores de Los Vengadores, no ha gozado de la popularidad de otros superhéroes de la misma franquicia como Ironman, Hulk o el Capitán América.
No solo que su imagen, que apareció por primera vez en los cómics de 1979, ha circulado con un bajo perfil hasta ahora sino que además llevar Ant Man a la pantalla grande ha implicado traducir en imágenes y emociones la historia de un héroe atípico.
Una trama en la que Scott Lang (Paul Rudd) es un hombre común, padre, divorciado, ingeniero en electrónica y tan humano que las decisiones equivocadas lo llevaron a cometer un delito por el que fue encerrado en prisión. Pero tras cumplir la condena, Lang quiere dejar ese pasado atrás y salvar el amor de su hija.
Al mismo tiempo, Darren Cross (Corey Stoll) ha logrado replicar el experimento de su mentor, el Dr. Hank Pym (Michael Douglas), que le permite reducir a una persona al tamaño de un insecto, al tiempo que incrementa su fuerza.
Vencido por la ambición, Cross espera obtener un beneficio económico de su hallazgo sin importarle el uso que pueda tener.
Pym, que ha perdido a su esposa y no quiere arriesgar a su hija por causa de su descubrimiento, aprovechará la motivación de Lang para manipularlo y ofrecerle la oportunidad de reivindicarse ante la sociedad e ir más allá para alcanzar la nobleza máxima.
Así es como Pym le confiará un traje especial con el que Lang se convertirá en el hombre hormiga, con la esperanza de detener a Cross, antes de que este revolucionario descubrimiento se convierta en una peligrosa arma.
Para cerrar la segunda fase del universo marvelita, los realizadores han tomado el camino de la simpleza, en una cinta que a diferencia de la estrambótica pirotecnia de ‘Vengadores: la era de Ultrón’, aterriza en la admirable imperfección de unos personajes más humanos.
La nobleza de Lang, el paternalismo de Pym, la ambición de Cross son elementos que en esta película apuntalan una trama que se desarrolla con tiempo como para permitir al espectador sumergirse en el drama, pero sin dejar de disfrutar de un creativo juego visual desarrollado por el director.
La expectativa frente a la interpretación de Rudd se revela con un trabajo carismático, donde su larga experiencia en la comedia le permite matizar la tensión provocada por las secuencias de acción. La presencia de un actor veterano como Michael Douglas le imprime cierta sofisticación a un personaje que se debate entre la culpa y el deseo de paz.