Matías Belmar y Tanya Sánchez representan el descubrimiento de los conquistadores de la bebida del cacao.Foto: Mario Faustos/ El Comercio.
La historia se remonta a los “ancestros de nuestros ancestros” según anuncian en escena los actores, que recrean como ‘homo sapiens’ a los primeros pobladores establecidos en la selva amazónica ecuatoriana. Y cuentan con humor gestual y con un lenguaje de su propia invención cómo habría sido el primer encuentro de estos homínidos con el fruto del cacao.
Es un largo camino el que recorre ‘La deliciosa historia Xocolate’, espectáculo de teatro circense y musical, que cuenta el origen de las semillas de cacao en la Amazonía ecuatorial hace 7 000 años, la forma cómo atraviesa ríos, selvas, cordilleras y océanos hasta su llegada a las cortes de Europa.
La pieza del grupo Círculo de Artes Escénicas se presentará hasta este domingo en el Teatro Sánchez Aguilar, en el sector de la vía a Samborondón.
La obra conjuga teatro, música en vivo, acrobacias y malabarismo en un
a carpa instalada en los parqueos del teatro del Guayaquil metropolitano.
Tanya Sánchez, una de las actrices, avisa al público que la obra busca contar cómo fue que la espumosa bebida de los dioses amerindios, un brebaje amargo, se convirtió en una golosina y conquistó el paladar del mundo.
La historia incluye a la música y amorfinos del pueblo montuvio y a la
de los afroecuatorianos. A través de la historia cacaotera se puede contar una parte de la historia de Guayaquil y de Ecuador.
“La música, como todo lo que elegimos, pretende elevar la identidad, el amor por lo que somos y hacemos, y el conocimiento de lo que exportamos”, explica Sánchez. “Tratamos de transmitir todo el valor simbólico detrás de un alimento”.
El espectáculo familiar se fundamenta en investigaciones de la Academia del Chocolate y del arqueólogo Francisco Valdez, quien descubrió que el cacao se consumía hace 5 500 años en Palanda, Zamora Chinchipe, y que el producto es amazónico antes que centroamericano.
Los actores Pancho Arias y Matías Belmar cuentan en escena la forma como el cacao fue transportado por mar a México. “La bebida tenía el poder de cambiar el estado de ánimo de quien la consumía”, dice Belmar. “El aroma sutil y seductor enloquecía los sentidos en una sensación de felicidad, el cacao sana tu alma”.