Dolor emocional y físico se trata con hipnosis

Edith Delgado, en su consulta en Neurocorp, en la Orbigny y Atahualpa, en Quito, atiende a niños, jóvenes y adultos.

Edith Delgado, en su consulta en Neurocorp, en la Orbigny y Atahualpa, en Quito, atiende a niños, jóvenes y adultos.

Edith Delgado, en su consulta en Neurocorp, en la Orbigny y Atahualpa, en Quito, atiende a niños, jóvenes y adultos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

No son profesionales listos para actuar en un show. Son psicólogos, en su mayoría, que usan la hipnosis para que sus pacientes superen la depresión, ansiedad y trastornos de estrés postraumático como abuso sexual; dolores físicos, duelos e incluso para que entiendan por qué comen tanto.

Este jueves 4 de enero de 2018 es el Día Mundial de la Hipnosis, proclamado por especialistas en EE.UU. y Canadá. Este no es un método ni psicoterapia, es un estado de la conciencia de la persona “con el que hacemos terapia y tratamientos contra el dolor”.

La definición es de Patricio Arias. Él preside la Asociación Ecuatoriana de Hipnosis Científica Aplicada, que reúne a siete profesionales, psicólogos, psiquiatras, médicos generales y anestesiólogo, en la capital.

Una de ellas es Edith Delgado, para quien la voz es una de las principales herramientas. Muchos de sus pacientes sufren por lo que llama “exceso de futuro”. Se estresan y deprimen porque aún no tienen hijos, maestrías, parejas, etc.

Les pide imaginar que sus cabezas son una pista. Los pensamientos son los carros. Tras conversaciones previas al ‘trance’, ella les lleva a hacer conciencia de que todo lo que cruza por su mente y les causa sufrimiento son solo pensamientos. Su realidad es que están sentados en el sillón de su consulta y que perciben ciertos olores y colores.

¿A qué nivel respiras? -les pregunta- y con la mano sobre el pecho notan que el estómago sube y baja; son conscientes, poco a poco, del detalle de que el aire entra frío y seco por su nariz y sale cálido y húmedo por la boca también.

En el caso de Juan Fernando Rodríguez, todo empieza con una fase de preparación del paciente, en donde conoce el problema que lo afecta. Esto le permite adentrarse en su mundo e inducirlo al trance.

Luego lo hipnotiza, que es pasar de un estado de vigilia total a uno distinto de conciencia. Usa el lenguaje o imágenes. Una playa o un prado atraen la atención y dan la sensación de relajación profunda.

Un caso que marcó su carrera es de un hombre que no podía controlar la ira. Con la hipnosis pudo manejar su mente. Una técnica que Rodríguez usa bastante es la de la silla vacía. Busca que el afectado llene ese espacio con la persona que perdió, para que se despida.

Andrea Torres recuerda que su fallecida madre, Elsita Cueva, sufrió una intensa depresión tras la muerte de su hija mayor y su esposo. Con 73 años acudió a sesiones con el hipnoterapeuta Tibor Zsámboki.

“Él la llevó a su niñez, se despidió de esos tiempos. También de mi hermana y mi padre. Pudo dormir la noche entera y dejó los antidepresivos”.

En el mundo, hay evidencia científica sobre los beneficios de la hipnosis -reitera Arias-. Y recuerda que la Asociación Psicológica Americana, en su división 30, brinda lineamientos académicos. Así, esta la define como un procedimiento durante el cual se sugieren cambios en sensaciones, pensamientos y conducta.

Eduardo Ordóñez es psicólogo clínico e hipnoterapeuta. Ha tenido pacientes con obesidad. No trata de hacer que dejen de comer, la meta es descubrir por qué comen tanto.

La enfermedad está relacionada con la pérdida de algo como una separación, la muerte de un familiar, algo negativo en la infancia, etc. La terapia, en estos casos, se centra en el desarrollo personal y en la subsanación del mal del pasado.

Un tratamiento de hipnosis puede durar de una a 30 sesiones. Todo depende de la situación. Hay temas manejables como las fobias, que pueden tratarse en un día. Esto no ocurre con temas complejos como violaciones sexuales.

El mismo Ordóñez optó por la hipnosis para superar su fobia a los perros. La terapia no fue larga. Ahora acude una vez al año para relajarse.

Edith Delgado trató a un hombre, de 34 años, que sufrió un accidente automovilístico y perdió el sueño, tenía espasmos, taquicardia y dejó de manejar. Desde la primera sesión logró dormir. Le pidió llegar a casa y hacer conciencia de detalles como cuánto espacio ocupa en la cama, en dónde está su cabeza (no en los miedos sino en la almohada). Le envió un audio con su voz.

La psicóloga ha tratado a gente con fibromialgia o dolor crónico; cáncer incluso y a un médico que tras ser operado de la próstata, no dejaba que le saquen el respirador, en la sala de cuidados intensivos. Atiende entre seis y ocho pacientes al día, de 09:00 a 19:00. La hipnoterapia es la opción que encontraron para superar males.

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