Christopher Wylie divulgó información de las prácticas de la empresa Cambridge Analytica al mundo. Foto: AFP.
Una de las prácticas comunes de un gran número de gente en redes sociales es el uso de diferentes aplicaciones que, de forma divertida, revelan parte de la personalidad. ¿Qué clase de queso eres? ¿Qué sabor de helado serías? ¿Cómo te verías si fueras del sexo opuesto?
El hecho es que lo que se revela de nuestra personalidad, no solo es visible al usuario: del otro lado de estas aplicaciones están quienes las han desarrollado. En muchos casos, lo que obtienen a cambio de nuestra diversión momentánea es nuestra información detallada. Y, en algunos casos, incluso la de nuestros amigos.
Es lo que hizo Cambridge Analytica: por medio del uso de aplicaciones recopiló información y creó perfiles psicológicos de millones de personas a escala global.
La creación de perfiles psicológicos o perfiles de consumo ha sido una estrategia común en diferentes campañas de marketing, más allá de que se hagan en línea o no. Uno de los grandes cuestionamientos a lo que han hecho empresas como Cambridge Analytica es que quien ha usado este tipo de aplicaciones, ha entregado a las empresas no solo sus datos personales sino también el de varios de sus amigos y contactos de Facebook, sin saberlo y sin dar su consentimiento.
Empresas como Cambridge Analytica crean aplicaciones de recolección de datos y las entregan disfrazadas de ‘apps’ recreacionales, las cuales son distribuidas por Facebook. Millones de usuarios las instalan en sus ordenadores y, al hacerlo, entregan una diversidad de datos personales, tanto propios como ajenos.
Esta, no obstante, es solamente una de las formas en que nuestra información privada o nuestros hábitos de consumo circulan y son registrados en la Internet.
Otra, casi tan antigua como la misma Internet, es el uso de ‘cookies’, esos pequeños archivos de registro que permiten a los sitios hacer varias cosas, desde recordar nuestras contraseñas para facilitar el acceso, hasta mantener un historial detallado de la cantidad de veces que hemos visitado un sitio, o detectar oportunidades de venta de productos o servicios a los internautas.
Hay varias formas de proteger nuestra información en línea. La primera forma es tal vez la más obvia: no instalar aplicaciones de terceros que no tengan una utilidad real. ¿Sirve de algo saber qué tipo de queso o qué sabor de helado seríamos? ¿O cómo nos veríamos si hubiésemos nacido con otro género? Más allá de entretenernos o satisfacer nuestra curiosidad, estas aplicaciones son de mayor utilidad para quienes las han programado que para quienes las usan.
Otra opción un tanto obvia es el uso de la modalidad de navegación privada, que está presente en todos los navegadores de Internet. Se trata de una función que borra el historial de navegación, las ‘cookies’ y la información registrada durante la sesión de navegación. Cada navegador le ha asignado un nombre distinto: en Google Chrome es el Modo Incógnito, Firefox y Safari la denominan Navegación Privada, en Internet Explorer se llama Exploración InPrivate.
Mozilla, la organización sin fines de lucro detrás del navegador de Internet Firefox, ha creado ‘Facebook Container’; se trata de un complemento que se puede instalar en el navegador, que permite a los usuarios navegar y hacer uso de la red social pero dificulta a Facebook la lectura de datos como el historial de navegación o el comportamiento en línea de los usuarios.
Otra alternativa es CCleaner. Es una herramienta gratuita para limpiar cookies e historial de navegación del computador. También se puede hacer uso de Tor Browser: se trata de un navegador de Internet que puede instalarse en el computador o en una memoria USB y ayuda a ocultar el historial y lugar de conexión del usuario.
En lo que respecta a teléfonos inteligentes, la opción de navegación privada también está disponible en las versiones móviles de los navegadores de Internet.
Por otra parte, quienes desean añadir una capa de seguridad a su navegación, pueden hacer uso de aplicaciones como TunnelBear VPN para crear redes virtuales privadas que mantienen oculta la ubicación física de los usuarios.