Los helados se inspiran en la coctelería para refrescar

La oferta de postres para adultos amplía su gama con helados dedicados a un público que disfruta de las mezclas y creaciones que se pueden dar entre el dulce y el licor. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

La oferta de postres para adultos amplía su gama con helados dedicados a un público que disfruta de las mezclas y creaciones que se pueden dar entre el dulce y el licor. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

La oferta de postres para adultos amplía su gama con helados dedicados a un público que disfruta de las mezclas y creaciones que se pueden dar entre el dulce y el licor. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

Cae el mediodía, el almuerzo transcurre normalmente y al final un toque dulce no puede faltar en el goloso paladar quiteño. Entre masas y caramelos, los helados son una opción refrescante, más aún si llevan la consistencia de un coctel.

Por mucho tiempo los helados han sido considerados un postre colorido, azucarado y lleno de alegría para las fiestas infantiles. Pero, en su versión adulta, el helado ha buscado reflejar los cocteles más populares para que encajen en conos.

En Helado Oscuro ofrecen cerca de 24 sabores inspirados en coctelería. Una de las propietarias, Carla Donoso, explica que entre los sabores más cotizados están los mojitos o margaritas, además de los que llevan licores directos como el Jack Daniels o el Jagermeister.

Aún así el consumo de helado no llega a considerarse de un alto grado alcohólico. Gabriel Donoso, propietario, explica que este grado se reduce al mezclar con el resto de ingredientes para compactar el helado, como la crema de leche o los azúcares. Sin embargo, para que no pierda ese gusto a bebida se mantiene un porcentaje que será distinto en cada helado. En el Jack Daniels, por ejemplo, cada bola de helado -que pesa entre 6 y 8 onzas- tiene 0,5 onzas de licor.

Preparaciones como el Long Island Ice Tea llevarán un poco más por la conjugación de ginebra, triple sec, vodka, ron blanco y tequila. Mientras que los helados con menor grado alcohólico serán los daiquirís de sabores, donde predomina el gusto a fruta como mango, maracuyá o sandía.

El alcohol además requiere de un cuidado especial cuando de refrigeración se trata, puesto que para mantener la contextura de helado se lo congela entre 25 y 30 grados bajo cero. Mientras que a un helado regular se lo puede sostener entre 15 y 18 grados bajo cero.

Para Luis Guerra, campeón nacional actual de coctelería y flairtending, el concepto de traducir una bebida alcohólica y sus aderezos hacia un helado es exótico e innovador. En donde se combinan más que sabores, “una mezcla de sensaciones, entre cuando eras niño y tomabas un helado y como adulto que te tomas un coctel”.

El sabor inicial es cremoso, pues la base está hecha con crema de leche y le sigue la receta de cada coctel original. Según Guerra, la crema oculta los sabores de forma sutil en el bocado inicial, permitiendo un retrogusto alcohólico potente.

Para aquellos helados que llevan hierbas como el mojito, dice Carla, lo que se utiliza son las infusiones de estas hierbas, en altas cantidades para que puedan marcar el sabor adecuado y entregar al comensal un producto que -en la memoria gustativa- recuerde al coctel en el que está inspirado.

La heladería Dulce Placer también encontró en los bares la respuesta a los helados innovadores ofreciendo al público sabores como el margarita, el pisco sour o el canelazo.

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