Gobierno de Rousseff lanza ofensiva contra “epidemia de crack” en Brasil

Brasil lanzó una ofensiva contra lo que denominó una “epidemia del crack”, haciendo referencia al creciente consumo del residuo de cocaína en su territorio, que incluye atención médica a los adictos y represión al tráfico, especialmente en las fronteras.

“Estamos ante una epidemia de crack en nuestro país”, admitió el ministro de Salud brasileño, Alexandre Padilha, acompañado por la presidenta Dilma Rousseff y otras autoridades durante un acto en Brasilia.

Entre 2003 y 2011 aumentó “por diez” el número de casos de “dependencia química” en Brasil, golpeando a grupos y regiones que no habían sido afectadas antes, agregó Padilha sin ofrecer detalles.

A raíz de eso, el gobierno diseñó un plan contra el crack por unos 2.234 millones de dólares que “conjuga tres acciones: prevenir, cuidar y reprimir”, precisó Rousseff.

“Sin sombra de duda, no existe todavía, por lo menos en la historia reciente de la humanidad, un plan de éxito absoluto contra las drogas. Lo que estamos haciendo aquí es un pacto de actuación conjunta”, sostuvo la mandataria.

La ofensiva brasileña prevé atención médica a los consumidores, la persecución al tráfico de cocaína desde las fronteras hasta las ciudades, y una reforma legal para destruir rápidamente la droga decomisada para evitar su desvío, dijeron las autoridades.

Habrá “represión sin complacencia”, declaró Rousseff, recordando el reciente despliegue de tropas en las zonas limítrofes para combatir el contrabando de drogas, armas y mercancías.

En el marco de esas acciones, unos 6.500 militares apoyados por aviones y navíos realizan operativos de control desde el 23 de noviembre a lo largo de 7 000 km.

Las acciones fueron informadas previamente a los gobiernos de Bolivia, Perú y Paraguay, según dijo recientemente un funcionario del Ministerio de Defensa a la AFP.

Un estudio de la Confederación Nacional de Municipios reveló que el crack está superando el consumo de alcohol en la mayoría de ciudades y poblados brasileños, debido a “la facilidad del acceso a la droga por su bajo costo”, de menos de cinco reales (2,85 dólares) la dosis.

Brasil, con casi 191 millones de personas, limita con Argentina, Bolivia, Guyana, Colombia, Surinam, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, además de la Guyana Francesa.

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