En gustos y colores no opinan los doctores, reza el refrán popular. Este adagio, en lo que respecta a la decoración actual, está desactualizado. ¿La razón? Como sucede con otros vértices de la moda, las tendencias en cuestión de colores, tonos y matices para los interiores vienen desde afuera, desde los ‘ateliers’ internacionales.
Aunque los muebles y objetos clásicos, como las sillas elaboradas por Charles y Ray Eames; la butaca Barcelona que diseñó Mies Van der Rohe para la Exposición Mundial de Barcelona 1929; o la silla Wassily, creada por Marcel Breuer en 1926 siguen totalmente vigente y sus precios -por unidad- tienen valores escandalosos; la aparición de nuevos diseñadores ha supuesto una nueva concepción en el diseño de muebles.
Claro, las multinacionales prestigiosas del mobiliario se pelean por la exclusividad de estos ‘gurús’ del diseño de objetos y pugnan por llevarlos hasta sus cuarteles. Son firmas cuyos diseños pesan e imponen una línea de decoración, mobiliario o accesorios. Y marcan las tendencias casi con reloj.
BoConcept de Dinamarca; Ikea de Suecia; Vitra de Alemania; Roche Bobois y Ligne Roset, de Francia; Alessi y Roberti, de Italia; Hábitat, de Inglaterra; Edra, Offi, Project Export Import, de Estados Unidos, Umbra, de Canadá; Zientte, de Colombia, son algunas de las tiendas que marcan el compás de la decoración interior mundial.
Ecuador está embarcado en ese tren. Además de que los clásicos son comercializados por tiendas reconocidas como Home Identity o Burneo Design, estos y otros almacenes muestran los diseños exclusivos de Karim Rashid, Patricia Urquiola, Jaime Hayón, Philippe Starck… Un efecto de la globalización, como se dice.