Enrique Iglesias registró el videoclip de Bailando en una barriada dominicana, un escenario acorde con su propuesta. Foto: Archivo/EFE
Bailando, el sencillo de Enrique Iglesias, número uno de los listados de varios países del globo, es uno de los fuertes candidatos para canción latina del verano este año. Es también la muestra más potente del romance que parte de España tiene con el género urbano latino.
Si la pregunta es de qué se trata este estilo de música, pues basta con decir que se refiere a una sola bolsa confeccionada por la industria y los formatos radiales, en donde se combinan en diferentes dosis los sonidos del reggaetón, la bachata, el hip hop y el dance latino.
Para este género, España ahora se erige como un punto focal. Ahí los embajadores del pop ibérico como Enrique Iglesias y David Bisbal han optado por camuflar lo urbano en sus propuestas; lo han hecho porque es la tendencia imponente en el escenario musical actual.
Si la explosión de este género lo ha llevado a destronar al pop latino en EE.UU., en los últimos dos años, un fenómeno similar se viene gestando en España desde hace una década. En el 2004, empresarios como el español Jesús López, fundador de Machete Music, sintonizados con la música latina desde los 90 (con el raggamufin de Vico C o El General), importaron el estilo a España.
El escenario propicio para hacerlo fue Islas Canarias, archipiélago en donde reinaban entonces el house y el breakbeat de procedencia anglosajona. Era ideal porque los espacios publicitarios televisivos podían ser contratados para incluir videos musicales. Se invirtió y rotaron videos de Don Omar, Daddy Yankee, Wisin & Yandel, artistas que después gozarían de contratos y presentaciones en España.
Así, las mismas canciones empezaron a colarse en las discotecas y en las radios de las islas hasta destronar al house. Sin embargo, la escena era diferente en el resto del país ya que reggaetón y bachata fueron rechazados inicialmente. “Tenemos la industria más reaccionaria del mundo latino. España es el país que más tarda en enterarse de lo nuevo (…). Los cazatalentos no vieron más allá de lo que pasa en Madrid, mientras en Alcorcón y otras periferias urbanas ya estaban perreando”, afirmó López en una entrevista con El País.
No obstante, la comunidad de emigrantes latinos acogía estos ritmos como un nexo con su cultura de origen. Artistas migrantes como el dominicano Henry Méndez y locales como José de Rico, Dr. Bellido o Mr. R Rommel comenzaron a producir material.
Con tal crecimiento, las disqueras grandes empezaron a poner incluso mayor atención. Así por ejemplo, en el 2011 Universal Music de España firmó a Cali y El Dandee (colombianos) al comprobar que su tema independiente Yo te esperaré, tenía seis millones de vistas en YouTube, solo en España.
Casos como aquel reflejan una madurez en la escena. La misma llegó en el 2007 cuando se hizo evidente que los máximos exponentes del reggaetón duro empezaron a suavizar su estilo incorporando influencias especialmente del hip hop, el R&B y el dance europeo. Entonces surgieron nombres como el del productor ibérico Juan Magan, pieza clave de la música urbana en España.
Este español hoy en día define el sonido de artistas latinos que despuntan dentro del género como Pitbull, El Cata o Don Omar y poperos como Juanes, Paulina Rubio o Belinda. Ellos han buscado en los remixes del español la clave del nuevo sonido de moda.
Moda que, según el sociólogo ecuatoriano Alexis Naranjo, responde a un proceso de asimilación sonora, tal como ha pasado con otros géneros en otras partes del mundo.
“Inicialmente esa música estaba asociada con la migración latinoamericana. Había un rechazo propio de lo que implica todo nuevo proceso cultural. Se asoció a esta novedad con la pandilla, con el barrio. En su época pasó lo mismo con el tango, la salsa, la samba o la cumbia que pasaron de la marginalidad a la creación de identidad. Eso pasó en España. La aceptación llega con las nuevas generaciones en las mismas clases urbanas que la rechazaban”, dice Naranjo.
Así es el mapa urbano del 2014 en España: artistas pop
redefiniéndose gracias a talentos urbanos y un público que pasó del rechazo a posicionar temas del género entre los preferidos del verano.