La 'Generación Yawn', el polo opuesto al exceso juvenil

Abril Macías prepara diferentes platillos en su domicilio. También lee, además hace yoga y danza. Foto: EL COMERCIO

Abril Macías prepara diferentes platillos en su domicilio. También lee, además hace yoga y danza. Foto: EL COMERCIO

Abril Macías prepara diferentes platillos en su domicilio. También lee, además hace yoga y danza. Foto: EL COMERCIO

Algo que identifica a personalidades como Mark Zuckerberg (creador de Facebook), Taylor Swift (cantante y compositora estadounidense) o Black Lively (modelo californiana), no son precisamente sus bien posesionadas cuentas bancarias. Lo que une a estos famosos es su inusual gusto por las actividades consideradas como ‘old school’. A esto se suma un público y frontal desapego por las excesivas noches de fiesta y sus posteriores consecuencias en el organismo.

Este estilo de vida que, en cierta forma busca resignificar los pasatiempos condenados al olvido y se constituye en un nuevo referente para las generaciones de occidente, fue bautizado por el rotativo británico Daily Telegraph como la Generación Yawn (bostezo).

Y a pesar de que esta tendencia tiene su apogeo en Estados Unidos y Europa, principalmente, en el país ya hay quienes se identifican con esta forma de vida. Ese es el caso de Evelyn Durán, comunicadora y apasionada por el turismo, quien no tiene temores en decir que casi no asiste a fiestas. Incluso, en las reuniones especiales por su trabajo, ella prefiere permanecer poco tiempo y después despedirse de la velada.

“La verdad nunca me he quedado hasta el final de una fiesta”, confesó sin tapujos.

En su lugar, Durán prefiere disfrutar del buen cine, leer y realizar proyectos fotográficos o manualidades bajo la ideología HTM (Hazlo tu mismo).

Algo a tomar en cuenta es que el advenimiento de la Generación Yawn en el Viejo Continente está íntimamente ligado a un descenso de la cantidad de ‘pubs’ en el Reino Unido.

El propio Telegraph publicó que cada semana se cierran 31 de estos clubes en Gran Bretaña. Otro factor, en España, fue el leve descenso del porcentaje de jóvenes que consumió por primera vez drogas en los últimos cinco años.

Sin embargo, como recogió el diario El País, con la irrupción y agrupación de la Generación Yawn se corre el riesgo de que existan ‘dos formas de vender la juventud en clara oposición’.

Por un lado, los escándalos relacionados al desenfreno de estrellas como Milley Cirus, en donde la irreverencia y la locura pasa de lo anecdótico para llegar a ser una filosofía de vida.

Y en el otro extremo están quienes optan por actividades y pasatiempos más saludables, con la premisa de que “los veinte son los nuevos años cuarenta”. Pero contrariamente de lo que se cree, sí hay la posibilidad de que se fusionen aspectos de las dos ramificaciones.

Así lo cuenta Abril Macías, una joven estudiante que destina al menos dos horas al día para sus lecturas. Mientras explora las anotaciones en sus libros ‘Una cuestión personal’, de Kenzaburo OE ; y ‘La Extraña’, de Sandor Marai, la activa adolescente contó que otro de sus hobbies favoritos es cocinar.

Esta es otra característica de los ‘Yawn’, quienes además de prepararse sus propios bocadillos, tratan de comer los alimentos más saludables para ayudar a su organismo.

Tanto el hábito de la lectura como el gusto por la cocina fueron heredados por sus progenitores. “Mi padre y mi madre leen mucho. Además, mi abuela nos transmitió el gusto por la gastronomía a toda la familia”. Incluso, Abril asiste con regularidad a clases de yoga y, por las tardes, acude a las clases de danza que se imparten en el Centro de Arte Contemporáneo, en el centro de Quito.

Y como toda joven, dijo Macías, también asiste a fiestas junto a amigos y conocidos. “La clave de todo está en saber organizar bien tu tiempo”.

En una entrevista pasada, Enrique Vásquez, de Programas Educativos Psicología y Salud (Proes), abordó el tema y explicó que es normal que los jóvenes busquen modelos a seguir durante su formación. Lo importante, refirió el psicólogo, es que los padres mantengan un diálogo permanente y que se dé la libertad de exponer cuáles son los gustos y los deseos personales de los hijos.

De lo contrario, como escribió la bloguera Agustina Quiroga, se puede asumir una posición maniquea en la que los modelos de personas que llevan un estilo de vida tranquilo, son positivos. Y quienes no se apegan a esas referencias, están al borde del fracaso. “El punto intermedio existe. Sólo tenemos que abrir los ojos para aprender a ver la diferencia”.

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