Los piratas también forman parte de las historias escritas por otros autores. En ‘Piratas en Galápagos (1680-1720)’, un relato de Sebastián Donoso Bustamante, se cuenta cómo la Región Insular se convirtió en el refugio de expediciones de piratas que llegaron desde Holanda, Francia e Inglaterra. Foto: archivo EL COMERCIO
Frantz Müller es un respetado profesor universitario originario de Berlín, que llegó a Floreana para disfrutar de sus años de retiro. Junto a él viven los Herrmann, una pareja dedicada al cuidado de su hijo.
Todo en sus vidas transcurre con tranquilidad hasta el arribo de la condesa Von Kleber, quien cambia la dinámica de la isla con la apertura del Hotel de Regreso a la Naturaleza.
Estos personajes son los protagonistas de ‘La sed’, la obra escrita por el belga Georges Simenon, una de las novelas publicadas por autores extranjeros que tienen como escenario las islas Galápagos que, por estos días, celebró sesenta años de ser nombrada la primera área protegida del país.
Otro de los autores extranjeros que usó a las islas Galápagos como escenario para narrar sus historias fue el estadounidense Herman Melville, que escribió ‘Las Encantadas’, un libro que publicó bajo el seudónimo de Salvador R. Tarmoor y que salió por entregas, en 1854 en la revista Putnam’s Monthly Magazine.
El libro está compuesto por 10 relatos, entre ellos ‘Los dos lados de una tortuga’, ‘La fragata y el barco fantasma’ y ‘La isla de Norfolk y la historia de la chola viuda’. En estas historias, Melville describe el mundo de las islas de una manera meticulosa y habla sobre los personajes que la han habitado durante los últimos siglos.
En uno de los relatos, por ejemplo, narra cómo las Galápagos fueron refugio de piratas y bucaneros. Entre todas las islas, según Melville, la más interesante para los piratas era la isla de Barrington (Santa Fe), porque contaba con una geografía más agradable, agua potable, leña y refugio.
Los piratas también forman parte de las historias escritas por otros autores. En ‘Piratas en Galápagos (1680-1720)’, un relato de Sebastián Donoso Bustamante, se cuenta cómo la Región Insular se convirtió en el refugio de expediciones de piratas que llegaron desde Holanda, Francia e Inglaterra.
En este libro, de corte histórico, aparecen famosos bucaneros como Franz Rools, John Clipperton, John Cox, Bartholomew Sharp y Pierre Le Picard, quienes se presume fueron los primeros en recorrer de forma íntegra las islas.
Hay dos textos claves sobre las islas Galápagos fuera de la narrativa: ‘Viaje de un naturalista alrededor del mundo’, de Charles Darwin, y un capítulo que el español José Ortega y Gasset escribió en ‘Espíritu de la letra’, publicado en 1927.
En ‘Viaje de un naturalista alrededor del mundo’, Darwin dedica un capítulo para contar su travesía por las islas Galápagos, durante 1835. La flora y la fauna de la zona es la protagonista de su narración.
El texto de Ortega y Gasset es una lectura sobre la expedición del estadounidense William Beebe realizada en el Noma, en 1923. Las reflexiones del filósofo español, al igual que las descripciones de Darwin, se centran en la mansedumbre de ciertas especies, sobre todo de las iguanas. Acerca de estos animales dice: “Un no sé qué de más humano, y a la vez menos humano, que en el resto de especies actuales, parece rezumar de sus grandes órbitas quietas y unirse en contraste misterioso con la fiereza extrema de sus formas”.
Varios escritores ecuatorianos también han utilizado a Galápagos como escenario. Una de ellas es Alicia Yánez Cossío, que escribió ‘Más allá de las islas’. La obra publicada en 1980 fue traducida al inglés por Amalia Gladhart y cuenta la historia de ocho personajes que viajan a las islas Galápagos huyendo de la muerte.
En la narración, la autora ficcionaliza hechos reales, como la visita de una princesa europea durante el tiempo que la escritora vivió en las islas. Yánez Cossío recuerda que una profesora de escuela preparó a sus alumnos para la llegada de esta princesa, pero resulta que llegó vestida con jeans y zapatos casuales, por lo que pasó desapercibida.
Otro de los escritores ecuatorianos que vivió en Galápagos fue Efraín Jara Idrovo, de su relación con este mundo telúrico y de la tristeza que tenía por la muerte de su hijo salió ‘Sollozo por Pedro Jara’, uno de los poemas más potentes de la lírica ecuatoriana del siglo XX.
María Augusta Vintimilla sostiene que en ‘Sollozo’ reaparece el mito del origen que comenzó en las Galápagos pero “esta vez como escenario para la fundación de la palabra. El padre en busca del nombre es una figuración del poeta en busca de la palabra”.
Una de las últimas publicaciones vinculadas a este mundo es el cuento ‘El Rey Perro’, una combinación de préstamos y apropiaciones de ‘La Descripción séptima: La isla de Charles y el Rey Perro’ que aparece en el libro de Melville. Esta publicación fue presentada por Manuela Ribadeneira, en la Bienal de Cuenca 2018.