El Funka Fest abrió segunda edición con microteatro y artes visuales

Apitatán y La Suerte trabajan en un mural a las afueras del Palacio de Cristal, como parte de la muestra de artes visuales del Funka Fest. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Apitatán y La Suerte trabajan en un mural a las afueras del Palacio de Cristal, como parte de la muestra de artes visuales del Funka Fest. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Escena de ‘Ezequiel 25: 17’, una adaptación al microteatro de la película ‘Tiempos violentos’ (Pulp Fiction), de Quentin Tarantino. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

En los universos paralelos que propone este año el Funka Fest está la posibilidad de ver una versión de ‘Tiempos violentos’ (Pulp Fiction) como si el director de la película de culto, Quentin Tarantino, la hubiera rodado con actores guayaquileños, con los modismos al hablar y las malas palabras locales.

En la planta alta de la Urna Sur el colectivo Gwykqll montó una instalación que es un desorden de tanques, láminas de zinc, varas de caña, zapatos viejos en cordeles y ruidos de la urbe. El espacio, donde se realizan performance esporádicos, surge como una forma de “manifestar la otra ciudad en sus arbitrariedades”, contó Eduardo Vélez, uno de los artistas del colectivo.

Las artes visuales y el microteatro marcaron la inauguración de la segunda edición del festival la tarde y noche de este viernes 22 de septiembre del 2017 en el Palacio de Cristal del Malecón 2000, en el centro de Guayaquil, previo a una jornada de conciertos que tenía como artistas principales a la mexicana Carla Morrison y al dúo argentino Illya Kuryaki & The Valderramas. El festival se extenderá hasta mañana, en horario de 13:00 a 01:30.

La pieza de microteatro ‘Ezequiel 25: 17’, una de las que reunió mayor cantidad de público en el inicio del festival, es una adaptación de las últimas escenas de ‘Tiempos violentos’, del director Adrián Cárdenas, que ya se presentó en julio en el Microteatro de La Bota. La obra invita a redescubrir la película estadounidense en otro contexto, y la adaptación arroja una nueva luz sobre el texto.

“La comicidad está presente y el público se ve reflejado en su propia forma de decir”, indicó el actor afroecuatoriano Jorge Tenorio, que interpreta a Julio (el rol de Samuel Jackson en la cinta), mientras que Juan Fernando Franco es Vicente (John Travolta). En la escena actúan además Santiago Roditti y Alicia Macías. El festival incluye cinco piezas de microteatro y tres obras de mediano formato.

El publico que asistió a la inauguración, a las 17:00 de este viernes, pudo además visitar la exposición de artes visuales ‘Del mundanal ruido’.

Apitatán y La Suerte trabajan en un mural a las afueras del Palacio de Cristal, como parte de la muestra de artes visuales del Funka Fest. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

El público es recibido en la Urna Sur por ‘Brutalismo’, una instalación del artista brasileño Marlon de Azambuja, que recrea a partir de piezas industriales y material de construcción lo que asemejan el perfil de los edificios de una ciudad. Se exhiben de fondo las grises pinturas de gran formato de Luis Chenche, sobre entornos urbanos que acusan precariedad y deterioro.

En la muestra curada por el crítico e historiador de arte Rodolfo Kronfle destaca el ensayo fotográfico del artista quiteño Gonzalo Vargas, 22 imponentes imágenes en blanco y negro. Se trata de paisajes grandilocuentes, animales extraños, y fotografías de huesos y osamentas, un seguimiento tras las pistas que Charles Darwin dejó en su diario de viaje, y que llevó al fotógrafo de las Islas Galápagos a la Tierra de Fuego, en la Patagonia.

El Funka ofrece además un mercadillo de artes aplicadas, estands que venden ukeleles, lámparas, pañoletas, cajones peruanos, camisas estampadas con intervenciones urbanas. Y en el patio de comidas destacan propuestas como la del restaurante Takushi, que tiene entre sus platos insignes un sushi tipo burrito o un sushi en un taco, fusionando comida japonesa y mexicana.

Entre los estands se ubica el fotógrafo guayaquileño Ricardo Bohórquez, quien hace parte de la muestra de artes visuales, con un puesto de venta de fotos donde exhibe un portafolio de fotos impresas en papel de dibujo, donde juega con “una forma de representar lo tropical fuera de los clichés”.

En el portafolio consta una serie sobre el bosque Cerro Blanco de Guayaquil, imágenes nocturnas del verdor como un monstruo que lo engulle todo, irradiado por tonos amarillentos, bajo la luz artificial con la que la producción de la película ‘Sin muertos no hay carnaval’, de Sebastián Cordero, reprodujo el golpe de una luz de luna. “Aquí he puesto mi mesa de trabajo, quería jugar con esta estética hipster del festival”, dijo Bohórquez.

En las afueras del Palacio de Cristal también comenzaron a trabajar Apitatán y La Suerte, artistas urbanos de Quito, quienes armados con aerosol negro sobre un gran panel de madera blanca delinean los retratos de decenas de personajes, a la manera que lo hacen en el propio Malecón los dibujantes que venden sus retratos al carboncillo.

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