La fundación Esquel celebró 25 años desde su fundación. La organización ha fomentado el diálogo entre varios actores sociales en el país. Foto: EL COMERCIO
Fue un encuentro emotivo con amigos, colaboradores y figuras cercanas a la casa. Unos, fogeados en organizaciones sociales, la academia, los gobiernos, y otros; más jóvenes, tomando la posta en las filas de la Fundación Esquel. Pasaron revista al aporte que ha hecho la organización al país.
El 17 de septiembre del 2015 cumplió un cuarto de siglo. Boris Cornejo, presidente ejecutivo, destacó su papel facilitando el diálogo entre diferentes actores sociales y fortaleciendo sus procesos organizativos. En especial con los grupos de mujeres, jóvenes, emprendedores, indígenas, entre otros.
El acto incluyó ponencias relacionadas con la ciudadanía, la diversidad, la defensa de derechos. Silvia Buendía habló desde la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (Glbti). Recordó que, hasta antes de 1998, quienes tenían una identidad sexual diferente eran considerados delincuentes. Fue hasta después de ese año que se despenalizó la homosexualidad pero por motivaciones que Buendía cuestionó.
Se creía que era un enfermedad y que en las cárceles se podía propagar una epidemia. Los colectivos sociales organizados por la defensa de los derechos sexuales ha permitido que se de pasos hacia el respeto y la ciudadanía y se destruyan de a poco esos mitos. Por ejemplo, reconociendo en la legislación actual el delito de odio, para juzgar a las personas que atentan contra otro por su identidad sexual, de género, condición social, etc.
Esquel ha jugado un papel clave, recordó Buendía, en la construcción de la agenda Glbti que ha sido parte de este proceso de reivindicación de derechos.
Nina Pacari, en cambio, habló sobre la diversidad y lo que el movimiento indígena ha tenido que hacer para que sea reconocido como un actor social. No solo para reclamar derechos, sino para aportar en la convivencia política y social del país.
Destacó el sentido de la asamblea como mecanismo en que se ejerce la participación directa y no solo representativa tradicional. También la inclusión en la ley del estado plurinacional. Los levantamientos indígenas, señaló Pacari, fueron claves para lograr que el estado los escuche. De ahí que resaltó la necesidad, en los tiempos actuales, de apostarle a la resistencia para evitar que desde la institucionalidad se vulneren los derechos.