La fiesta popular de Cotopaxi tiene su espacio
Darwin Fabara se encarga de explicar los diferentes trajes de la Mama Negra y piezas que utilizan los danzantes. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
El museo de la Casa de la Cultura Núcleo de Cotopaxi exhibe en dos salas las celebraciones populares de las ciudades andinas de Latacunga, Pujilí y Saquisilí.
Las piezas arqueológicas, vestimentas, caretas e instrumentos andinos están ubicados en las paredes, mesas, aparadores y urnas de cristal.
En este último espacio se retrata la fiesta de la Santísima Tragedia o Mama Negra que es organizada en septiembre por los comerciantes de los mercados La Merced y El Salto. La otra celebración es realizada el primer fin de semana de noviembre por el Municipio de Latacunga y este año se efectuará el 4 de noviembre.
Las figuras, de 15 centímetros de altura, fueron adornadas con los trajes típicos de la Mama Negra, el Capitán, el Ángel de la Estrella, el Abanderado y el Rey Moro. A los personajes principales se suman las imágenes de los ashangueros, loeros, cholas, champuseros, carishinas, huacos, curiquingues y la banda de pueblo.
Darwin Fabara, guía de la Casa de la Cultura, es el encargado de explicar a los visitantes sobre el papel que desempeña cada uno de los personajes en el recorrido que se realiza por las calles empedradas de Latacunga. Además del significado popular y religioso que representa la celebración en honor a la Virgen de La Merced para los latacungueños.
Otra de las festividades que atrae a los turistas nacionales y extranjeros son las Octavas de Corpus Christi del cantón Pujilí. Los danzantes, el Alcalde, los priostes, las cholas, acompañantes (familiares, amigos y vecinos) y la banda de pueblo conforman el desfile que recorre las calles del cantón y las comunidades. Esta fiesta se celebra en mayo y coincide con el solsticio de verano.
Fabara cuenta que una de las celebraciones que ha investigado en los últimos cinco años es la fiesta de los monos. Los hombres, vestidos con trajes semejantes a los de los primates, bailan y saltan al ritmo de la música de los pingulleros.
La función de estos personajes en las fiestas de las parroquias rurales de Mulaló, Joseguango y otras comunidades es abrir espacio para que pasen las comparsas de danzantes.
“Los monos se mezclan entre el público y hacen de las suyas. Es muy bonito y gracioso. Algunas personas deben salir a bailar”, asegura Fabara.
En otra de las urnas están los cucuruchos por la Semana Santa. Los penitentes cargan una cruz y visten de morado. Ellos son parte de las actividades religiosas en las iglesias patrimoniales de Latacunga.
El salón cuenta con réplicas de los danzantes que fueron donadas o adquiridas por indígenas y campesinos. “Aquí pueden encontrar pecheras, sombreros y cascabeles. En las prendas descoloridas están impregnadas monedas, espejos, cruces, cuadros con imágenes religiosas, anillos y joyas con las que se adornada”, explica Fabara.
En otra de las salas se exhiben los trajes de la Mama Negra, el Rey Moro, las caretas de madera elaboradas por artesanos de Zumbahua, Tigua, y Saquislí. Además, hay shigras de cabuya, canasta de paja, instrumentos musicales, piezas arqueológicas, piedras de moler y vasijas elaboradas en el barrio artesanal La Victoria, ubicada al ingreso de Pujilí.
Según Germánico Alvear, director de la Casa Cultura, la reapertura del museo permitirá que la población conozca las costumbres y tradiciones de la ciudad. El directivo indicó que el museo fue reabierto el pasado 8 de agosto, luego de que una parte de las 400 piezas fueran trasladadas a Quito para protegerlas de una posible erupción volcánica del Cotopaxi, en el 2015.
“Las obras regresaron y fueron ubicadas en las distintas salas que tiene la institución. No todas las piezas están expuestas en este momento y por eso pensamos hacer una muestra rotativa”, dice Alvear.