En la fiesta Kasama, el tsáchila retomará los juegos ancestrales

Los tsáchilas se alistan para probar sus habilidades en la fiesta Kasama, en la comuna Los Naranjos. Foto: María Victoria Espinoza/ EL COMERCIO.

Los tsáchilas se alistan para probar sus habilidades en la fiesta Kasama, en la comuna Los Naranjos. Foto: María Victoria Espinoza/ EL COMERCIO.

Los tsáchilas se alistan para probar sus habilidades en la fiesta Kasama, en la comuna Los Naranjos. Foto: María Victoria Espinoza/ EL COMERCIO.

Para los ancestros tsáchilas, los juegos no solo eran actividades de entretenimiento. Ellos utilizaban los espacios de distracción para descubrir las habilidades de los niños y adolescentes. Por eso, cada juego está relacionado con el bosque, la agricultura, pesca, danza, música y medicina ancestral.

Según los registros de la Gobernación Tsáchila, los ancestros nativos inventaron más de 50 juegos. Pero solo hay registros de 10. De estos, se practican solo cinco en la actualidad.

El gobernador tsáchila, Javier Aguavil, señaló que la fiesta Kasama (Nuevo Amanecer) será la oportunidad de retomar esas actividades.

El 30 de marzo del 2018, por ejemplo, se realizará el primer juego denominado Sonba Mele Shutejimin Tsa’chi, que traducido del tsa’fiki al español significa Maratón del Mejor Cazador Tsáchila. Este acto se realizará a las 14:00 en el bosque nativo de la comuna Los Naranjos, donde desde el 29 hasta el 31 de marzo se realizarán los festejos de la fiesta Kasama.

Según el historiador oral Augusto Calazacón, ese juego se hacía hace más de 200 años. Los adultos mayores entrenaban a los niños en los bosques. Ellos les enseñaban a distinguir los sonidos de la selva y a reconocer la ubicación de los animales para cazarlos.

Cuando el entrenamiento había terminado, se organizaba la maratón. Los primeros en cazar y llegar a la meta se convertirían en los futuros cazadores de la nacionalidad. Los demás debían encontrar otro oficio, pero seguían participando cada año en las competencias.

Otro juego tradicional era el de la lanza. “Ese instrumento nos ayudaba a cazar a animales grandes. Quienes la dominan tienen un poder eterno”, señaló Aguavil.

Los juegos para las niñas, en cambio, estaban relacionados a las tareas del hogar o a las actividades artísticas.

Otra de las dinámicas que se practica en las fiestas tsáchilas, es la de pelar el plátano con los dientes. La mujer que lo haga en el menor tiempo y que mejor esté pelado, gana.

Calazacón señaló que esa actividad se hacía para preparar a las niñas cuando los adultos no estuvieran. “Para poder encontrar las plantas medicinales, los ancestros tardaban varios meses internados en el bosque. La mujer tenía que aprender a protegerse”.

Por eso, también se inventaron otro juego, que consistía en tratar de defenderse de animales salvajes.

La dinámica del juego se iniciaba con el sonido del bombo, que era entonado por el tsáchila que interpretaba al animal. Al escuchar ese ruido, las niñas debían idear un plan para cansar a la bestia y luego capturarla.

En los juegos también se medía la fuerza de los hombres y mujeres tsáchilas. Uno de los juegos era el lanzamiento de grandes piedras y la resistencia cargando objetos pesados.

También hacían concursos de danza y música autóctona. El juego se denominaba Tsa’chila Terakeka. En este bailaban al son de la marimba. Los adultos tsáchilas evaluaban a los niños músicos.

Ellos debían sincronizar sus marimbas por horas y los danzantes debían seguir el ritmo y hacer movimientos que representaran a la naturaleza.

Aguavil señaló que estas actividades se realizarán en la fiesta Kasama, como un homenaje al exgobernador tsáchila Héctor Aguavil, quien fue asesinado el mes anterior en Santo Domingo.

“Él siempre nos pedía que retomáramos nuestras costumbres, antes de que los adultos mayores las olvidaran y no quedara registro”.

Por eso, además de los juegos también se recordarán las anécdotas y leyendas de los ancestros tsáchilas.

Habrá un recuento de los rituales de la fiesta Kasama, de los brebajes y de las leyendas de los guerreros tsáchilas que protegían a la tribu de peligros.

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