El viaje se inició como una investigación arqueológica y etnográfica, pero se convirtió en un diario. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El sociólogo y doctor en Arqueología Prehistórica Ferran Cabrero Miret viajó en el 2013 a la Amazonía ecuatoriana, con el objetivo de encontrar vestigios de la cultura Omagua, como parte de un estudio arqueológico y etnográfico. Pero esta expedición -como le gusta llamarla- se convirtió en una experiencia vivencial y personal, que el catalán convirtió en un diario de viaje, en su primer libro de literatura, titulado ‘Retorno a los omaguas’.
Cabrero Minet vive en Ecuador desde hace 11 años. Desde diciembre del 2013 y hasta febrero del 2014 se introdujo en la triple frontera amazónica: Leticia (Colombia), Santa Rosa (Perú) y Tabatinga (Brasil), hasta el río Napo, donde habitaba esta cultura. “Buscas por Internet y no encuentras nada de los omaguas. Esa fue la razón de hacer la expedición”.
Su diario de viaje -dice- forma parte de tantos otros que se han escrito desde 1541, pues recorrió la misma ruta que en esa época hicieron Francisco de Orellana y Francisco Pizarro. “En la crónica de esos dos viajeros se hablaba de que había mucha población. Más tarde salieron otras crónicas de la misma cultura y cada vez se lee que había menos población”.
El autor explica que, después de las expediciones de Orellana y Pizarro, hubo otras visitas a ese sector amazónico, por parte de misioneros franciscanos, otros jesuitas, que formaron parte de las misiones de Maynas, que salían desde Quito y hacían un proceso de evangelización.
Sus descubrimientos formarán parte de un libro académico, “que contendrá la parte árida y arqueológica de la expedición”. Pero ‘Retorno a los Omaguas’ es un diario, donde narra la parte humana y la experiencia de vivir, durante tanto tiempo, en un sitio que alguna vez estuvo habitado y del que ahora apenas hay registro. “Es un libro cómico, irónico. Lo hice para alejarme un poco de esa frialdad académica. Es un libro para que se pueda disfrutarlo como una novela”.
La obra está dividida en tres niveles: el primero es el de la búsqueda, tanto arqueológica como etnográfica. El segundo nivel es un diagnóstico de la Amazonía en la actualidad. Y el tercer nivel es cómo el autor llegó a reconocerse a sí mismo en un espacio de reflexión.
“El tema de la identidad es muy importante. Uno se pregunta quién es. Los viajes son espacios privilegiados para redescubrir esa identidad. Hablo de temas familiares, porque cuando uno se desplaza tiene más tiempo de reflexionar. De toda esta identidad que descubro, hablo de mi abuela”.
Cabrero Minet comenta que, basándose en las crónicas escritas en los siglos XVI y XVII, los omaguas se caracterizaban porque vestían túnicas de algodón que tenían dibujos geométricos de colores. Además, tenían deformación craneal, “seguramente como un elemento de distinción. Es posible que solo algunos tuvieran la cabeza deformada”.
Los omaguas fueron una cultura ribereña que se extendía a lo largo de los ríos de la zona, como el Amazonas y el Napo. “Vivían en grandes poblaciones en las riberas. Vivían de la pesca y creemos que tenían cultivos. Algo que los diferenciaba era que tenían esclavos”.
En su diario, el autor catalán describe la libertad que se vive en la Amazonía. Cree que ese es uno de los pocos espacios que quedan en los que se puede respirar esa libertad. “Nosotros vivimos en lo que yo llamo ‘megamáquina’. Siempre somos esclavos de algo”.