Belleza y poder en el Ecuador precolombino

El Museo Casa del Alabado tendrá abierta esta muestra hasta el 15 de febrero. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO.

El Museo Casa del Alabado tendrá abierta esta muestra hasta el 15 de febrero. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO.

El Museo Casa del Alabado tendrá abierta esta muestra hasta el 15 de febrero. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO.

Una veintena de sellos, ornamentos, figuras antropomorfas de cerámica y Venus de Valdivia, en una sala del Museo Casa del Alabado (Cuenca N1-41 y Bolívar) acercan al público la mirada sobre el poder y la belleza, en algunas de las culturas precolombinas ecuatorianas.

Las piezas de la exposición temporal ‘Ornamento, belleza y poder en el Ecuador Antiguo’, que estará hasta el 15 de febrero de 2015 son parte de la colección privada de este espacio museístico dedicado al arte precolombino. Su curaduría estuvo a cargo de la investigadora Carmen Fernández Salvador y la antropóloga Josefina Vásquez, con el apoyo del director del museo Jorge Gómez Tejada.

Esta muestra, a diferencia de anteriores, ha contado con la participación de la cátedra de arte precolombino de la Universidad San Francisco, de la cual forman parte los curadores. La intención ha sido promover la investigación a nivel universitario; de igual modo que en otras actividades, el museo cuenta con actividades educativas para guiar a grupos.

En efecto, una gran figura antropomorfa de la cultura Pasto inicia el recorrido. A decir de Valentina Bravo, subdirectora del Alabado, es muy probable que haya pertenecido a ritos funerarios que acompañaban a personas de altos mandos.

Quienes hicieron la investigación para la exposición encontraron patrones comunes en las figuras: la postura corporal, los ornamentos de sus vestimentas o cuerpos, los motivos geométricos o naturalistas con los que denotan su posición en las sociedades estratificadas del Ecuador Antiguo.

Entre ellas están, sobre todo, las culturas de la Costa como la Jama Coaque, Manteño, Valdivia y Chorrera. Por ejemplo, se puede encontrar a dos danzantes de la cultura Chorrera junto a un chamán. Por su indumentaria y las líneas que decoran sus ropajes, quienes los vean pueden deducir cuál era su función cultural y social. En el caso del chamán su transformación corporal da cuenta de su rol, tanto por su tamaño como por las vestimentas talladas con maestría.

Desde luego, un aporte de ‘Ornamento, belleza y poder...’ es la observación artística de las relaciones sociales de poder, ya que no hay registros que se hayan conservado para conocer de modo científico la vida y cultura de aquellos pueblos ancestrales de esta región de Sudamérica.

Tabletas electrónicas han sido instaladas para quienes quieran leer parte del catálogo que reúne los estudios sobre esta temática. De igual modo, hay mapas que ubican cronológica y geográficamente al visitante, con respecto a los territorios de las culturas y las obras que de estas se exhiben.

De modo particular, se puede observar una reproducción del cuadro original de ‘Don Francisco de Arobe y sus hijos’ (1555) del pintor indígena Andrés Sánchez Gallque, mismo que pertenece al Museo de las Américas de Madrid.

Para Bravo, esta obra representa con claridad el uso estético de los ornamentos precolombinos por autoridades en las sociedades antiguas; Sánchez Gallque retrata a Francisco de Arobe, un cacique de Esmeraldas y a dos de sus hijos portando ornamentos y vestimentas que revelan su estatus político.

Una característica particular de esta muestra es que el museo ha habilitado herramientas para el acceso a personas con discapacidades motrices, auditivas y visuales. Así, al momento de la entrada un guía pone a disposición del público una tableta con videos en lengua de señas, hojas de guía en braille y les da las facilidades para la movilidad al interior de la sala que alberga esta muestra.

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