Gabriela Chérrez despliega sexualidad y crítica en el Museo Municipal de Guayaquil. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO.
Ámbar era el nombre con el que su madre la quería llamar, pero su padre se lo impidió porque, según él, era un “nombre de puta”. En la obra ‘El secretero de Ámbar’, una de las que forman parte de la exposición que Gabriela Chérrez abrirá en Guayaquil, la artista se propone exhibir una colección afectiva de objetos que dan cuenta de las aventuras sentimentales de ese alter ego, que tiene tanto de Ámbar –la mujer que pudo ser– como de Gabriela.
Chérrez, ‘Cherry’, como la conocen sus amigos, regresará tras 10 años al Museo Municipal de Guayaquil, con una exposición que reúne la obra que partió en dos el Salón de Julio, ‘Ardo por un semental que me llene toda’, y otras tres piezas, entre las que se encuentran un audio y una instalación.
‘Cherry me dice cosas que no quiero saber’, es el título de la muestra que se inaugurará el próximo jueves 16 de noviembre de 2017 y permanecerá abierta hasta el 9 de diciembre. La artista quiso prestar la obra ganadora, de propiedad del Museo, para exponer en otro sitio, pero le permitieron exhibirla allí mismo con la condición de colgar un aviso que limite el ingreso a menores, quienes solo podrán entrar bajo responsabilidad y con el acompañamiento de un adulto. “Ya después de 10 años, no tenía sentido una negativa”, dijo Chérrez.
‘Ardo por un semental…’, una historieta a medio camino entre el erotismo y la pornografía, en esmalte de uñas sobre azulejos (cerámica) de baño o cocina, obtuvo el primer premio del Salón en el año 2007. “Es una obra que remite al empoderamiento. Una mujer que va por ahí diciendo que arde por un hombre es una mujer peligrosa”, comenta la artista.
Ana Rosa Valdez, curadora de la muestra, recuerda como la pieza desató una polémica y acalorados debates en torno a la representación de la sexualidad y la feminidad en el arte contemporáneo local, le acarreó críticas de la Iglesia y del propio Director de Cultura del Municipio, al punto que el Museo decidió excluir de la participación a las obras con contenidos sexuales explícitos, modificando las bases del concurso de pintura.
“Es una obra de la que estoy enamorada. Me fascina lo que logré. Pero pasa que la gente se imagina que soy una mujer caliente, que va por el mundo buscando el semental por todos lados (risas). Para esas personas hay una respuesta en la exposición: 10 años después de lo que pasó con ese semental, con esa búsqueda”, dice Chérrez, ganadora también del Premio Brasil 2016.
Ana Rosa Valdez, la curadora de la muestra, destaca que luego de 10 años, el tema del sexo en el arte se ha vuelto recurrente en las prácticas artísticas en Ecuador, sobre todo en aquellas que dialogan con el activismo feminista. En palabras de la curadora, esta muestra supone una exploración por los mundos más íntimos de la artista: la reinvención de sus afectos, un despliegue de sexualidad y la búsqueda de una nueva feminidad a través del arte, el humor y la crítica.
La exposición se refiere también a la crisis de las instituciones del arte. Una instalación contesta a una conocida frase de Benjamín Carrión, fundador de la Casa de la Cultura: “Si no podemos ser una potencia militar y económica, podemos ser, en cambio, una potencia cultural nutrida de nuestras más ricas tradiciones”.
Según la curadora, la artista se expone a sí misma, pero también se esconde detrás de personajes en su obra, como la fogosa protagonista de ‘Ardo por un semental…’. “De alguna manera se relaciona lo que hago en el arte y en la vida. Hay un momento en que no sé quién es el personaje y quién el artista”. dijo.