La expansión de los cultivos amenaza al oso andino

Santo Domingo 24/06/2015. Reserva Maquipucuna. Fotos de la Reserva Maquipucuna

Santo Domingo 24/06/2015. Reserva Maquipucuna. Fotos de la Reserva Maquipucuna

Santo Domingo 24/06/2015. Reserva Maquipucuna.
Fotos de la Reserva Maquipucuna

El conflicto “gente-fauna” se ha convertido en la mayor amenaza para la conservación del oso andino en el Ecuador. Las viviendas, los cultivos y el ganado, poco a poco, han ido invadiendo el hábitat de estos animales y están poniendo en riesgo su existencia.

Santiago Molina, ecólogo e investigador asociado de la Universidad San Francisco de Quito y de la Fundación Zoológica del Ecuador, explica que los conflictos surgen porque las personas están más cerca del bosque o del páramo y las actividades ganaderas o agrícolas no se desarrollan con el cuidado necesario.

Los osos se ven tentados a entrar a una chacra de maíz o a atacar a una vaca. En otras ocasiones, son una especie “mal culpada”, dice Molina. Cuando el ganado muere por un accidente, por los ataques de perros o porque está en malas condiciones de salud, los osos que están ahí lo perciben, se dirigen a comerlos y después se los culpa de matar a las vacas.

Este problema es más evidente que otras amenazas que tenían los osos en el pasado. Según Molina, antes se capturaba a estos animales “como un trofeo”. Ahora es una caza furtiva, que amenaza a la población junto con el avance de la frontera agrícola.
Estos animales son propios de la Cordillera de los Andes y en el Ecuador se los puede encontrar en 14 provincias. Su estado de conservación en la región es vulnerable, de acuerdo con la Lista Roja de especies amenazadas, elaborada por
la Unión Internacional para la Conservación de la Natura­leza (UICN).

Molina considera que para su conservación, “el desafío es inmenso porque hay que cambiar 200 años de prácticas y se necesita mucho apoyo”.

Este experto está liderando las investigaciones del proyecto del Corredor del Oso Andino, en el noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito. En esta zona se ha registrado una población aproximada de 60 osos de anteojos.

Con este proyecto buscan mantener las condiciones para la existencia de este animal. Ruth Elena Ruiz, directora de Patrimonio Natural en el Municipio de Quito, explica que esta zona abarca 60 000 hectáreas, donde se han desarrollado las investigaciones de la población de osos y se está trabajando con las comunidades para fomentar buenas prácticas de manejo de cultivos.

En la provincia de Napo se están llevando a cabo otras iniciativas. Andrés Laguna dirige el proyecto de conservación de Grandes Mamíferos, con el cual presta servicios a los Gobiernos Autónomos Descentralizados y hacen estudios poblacionales de la especie, para prevenir los ataques.

Laguna explica que se está aplicando una iniciativa en 15 fincas piloto, pertenecientes a las áreas protegidas de Sangay, la zona baja del Parque Nacional Cayambe-Coca y la Reserva Ecológica Antisana.

Estas medidas implican la aplicación de olores, sonidos y señales visuales, que deben ser utilizadas cuando se reporta un ataque, para que el oso se aleje y se mantenga en su área.

En primera instancia se encuentra la aplicación directa de la orina humana en sitios estratégicos, ya que es la señal más reconocida por el oso para mantener distancia. Si a pesar de eso ataca, el segundo paso es quemar ajo, ají y jengibre en polvo sobre la hojarasca, para que el individuo identifique una presencia mayor.

El tercer paso es colocar una cámara trampa y alarmas con sensores de movimiento para que, cuando llegue, se active y emita un olor molestoso que provoque su regreso al bosque. Laguna explica que por el momento, la primera fase ha dado resultados satisfactorios. Estas -dice- son medidas “emergentes paliativas” hasta que se organice la comunidad y proponga medidas de mitigación o manejo de ganado.

Napo es la provincia con la mayor cantidad de comunidades (22) que han registrado ataques al ganado, seguida de Imbabura. Desde que se iniciaron los ataques, se ha identificado que son 20 osos, de una población de 2 000 que habitan en el Ecuador, los responsables de estos eventos.

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