El exceso de gases es una alerta

Un eructo luego de las comidas es sinónimo de gratitud y buenos modales en ciertas culturas. Pero también puede convertirse en un molestoso problema, en especial cuando el cuerpo busca eliminarlo de la manera y en el rato menos apropiado.

La falta de una dieta adecuada, comer muy rápido o en estados de nerviosismo y estrés, el consumo excesivo de ciertas fibras, grasas y lácteos pueden causar la generación de gases.Una de las principales causas es el aire que ingerimos. Al comer es común tragar de manera inconsciente, pequeñas cantidades de aire. Este proceso, llamado aerofagia, se intensifica por hablar en exceso, mascar mucho chicle o por fumar.

El aire, entonces, se acumula en el estómago, produciendo espasmos comúnmente conocidos como gases. Normalmente, estos gases se eliminan por vía oral (flatos orales o eructos).

Pero hay otros que se eliminan por vía rectal (flatulencia). Estos son los que se producen por la acción de bacterias benignas (saprófitas) que se alojan en el intestino grueso y que ayudan al proceso de asimilación de nutrientes. Durante su acción generan hidrógeno, metano, oxígeno y dióxido de carbono.

El gastroenterólogo clínico Ricardo Vallejo explica que la presencia de los gases es normal. Una persona produce en promedio 2 litros de gases por día. Por ejemplo, puede eliminar entre 15 y 25 flatos rectales.

La acción de los gases, conocida como meteorismo, puede ir acompañada por hinchazón y malestar. Vallejo señala que un 20% de las personas experimenta una sensación de pesadez como consecuencia de estos.

Pero si la sensación es recurrente, constituye una señal de alerta, que puede ser el inicio de patologías del sistema digestivo.

El gastroenterólogo y hepatólogo, Iván Nieto Orellana, detalla que si la presencia de gases persiste por un período que supere los tres meses, la persona debe acudir a un especialista para hacer una videogastroscopia y explorar su sistema digestivo.

Nieto divide en dos categorías las enfermedades más comunes que conducen a la generación excesiva de gases. Hay patologías que se originan en la parte alta (esófago, estómago, duodeno).

Una de ellas es la esofagitis por reflujo. Esta se genera cuando el esfínter esofágico -entre el esófago y el estómago- no puede cerrarse tras el paso de los alimentos. Esto permite que el ácido del estómago pase por el esófago, lo que causa gases y ardor.

La hernia hiatal también puede comenzar con eructos. Esta se produce cuando la parte superior del estómago penetra en el tórax a través de una abertura pequeña en el diafragma.

Si el problema de gases es persistente, la mucosa estomacal se inflama y puede derivar en gastritis. Si continúa, la mucosa se deteriora y da lugar a úlceras gástricas o duodenales. Incluso pueden ser el antecedente de un cáncer gástrico incipiente.

Otras enfermedades se producen en la parte baja del sistema digestivo. Una muy característica es el síndrome del colon irritable, un trastorno que produce pesadez e hinchazón y se origina por estrés emocional.

Los divertículos en el colon también pueden causar flatulencias. Surgen por una inflamación causada por un exceso de presión en el intestino grueso.

“La mala digestión o las intolerancias a ciertos productos es otra de las causas”, según el gastroenterólogo Jimmy Morales. La ingesta de fibras, lácteos y gluten generan gases y luego diarreas y cólicos.

Para minimizar el meteorismo y prevenir otras patologías se recomienda tener un buen hábito de alimentación. Masticar cada bocado entre 14 y 20 veces es un primer paso y otros.

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