Hora de comer. Después de probar la comida, viene el gesto reprobatorio. ¡Definitivamente no sabe bien! No importa. No hay sabor que un salero oportuno, ubicado estratégicamente en el centro de la mesa, no pueda solucionar.
Esta escena, que puede resultar familiar, no es casual. El chef Max Bonilla explica que esta costumbre responde a un principio básico: la sal es un excelente potenciador del sabor. Esta característica particular es ampliamente aprovechada en el campo gastronómico.
Esto, que puede parecer una solución rápida al riesgo que corre cualquier comensal, afecta al desempeño del organismo. Bonilla, que también es ingeniero químico, dice que la sal de mesa que es un compuesto de cloro y sodio. Por eso, se conoce como cloruro de sodio. En una proporción adecuada, la sal aporta al ser humano los minerales que necesita para regular el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Es decir, interviene en la hidratación de cada una de las células.
Marta Ríos, nutricionista, comenta que cuando hay deficiencia de este compuesto, aparecen síntomas como dolor de cabeza, náuseas, vómito, calambre, fatiga, desorientación y, en casos mucho más graves, llega a convulsiones.
Según la especialista, es poco frecuente que esto suceda porque este elemento se consigue a través de la dieta. Casi todos los elementos tienen sal. Esto se puede comprobar en las etiquetas, en las que se detalla el porcentaje de sodio de cada uno de los productos.
Pero, ¿qué sucede cuando una persona abusa del salero? El sodio deja de ser un aliado en el balance de los fluidos, los nervios y los músculos, entre ellos el corazón. Sus beneficios se revierten y deterioran el trabajo de varios órganos.
Ríos enumera, entre los principales males que puede ocasionar el excesivo consumo de sal en la alimentación, a la hipertensión, la osteoporosis y las afecciones renales. Para Bonilla, esto va más allá de la preparación que damos a nuestras comidas. En la actualidad, el exceso de sodio en las dietas se ha convertido en una tendencia que afecta a todo el mundo.
Investigaciones han demostrado que la comida rápida y los alimentos procesados siguen teniendo niveles peligrosamente altos de sal. Esto genera más sed en los consumidores y los estimula para que consuman bebidas gaseosas.
Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS), tomó medidas y lanzó una guía sobre el consumo de sal.
En ella determinaron que los adultos deberían consumir no más de 2 000 miligramos de sodio, o 5 gramos de sal por día.
Además, se aclaró que la recomendación en la limitación del consumo alimentario de sal incluye a los aditivos, como el glutamato monosódico y otros conservantes. Estas recomendaciones buscan combatir el aumento de la presión arterial, un síntoma que aumenta las probabilidades de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, principales causas de mortalidad a escala mundial.
En el Ecuador, según un estudio que se realizó entre el 2010 y el 2011 en el Hospital del Seguro Social Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil, los manabitas tienen mayor prevalencia para padecer lesiones en las arterias cerebrales. La investigación, que se hizo en una muestra de 1 000 pacientes (300 eran oriundos de Manabí), determinó que una de las razones a las que se atribuyen las lesiones cerebrales en estos pacientes es el exceso del consumo de sal en la alimentación diaria.
En lo resultados se anotó que un 77% de ese grupo tenía en común el consumo de la sal prieta y del queso salado. Para el Instituto de la Sal (Isal) estas afecciones y manifestaciones en la salud no significa que se deba dejar a un lado este compuesto y más en la infancia.
En esta etapa conviene introducir pequeñas cantidades de sal, para asegurar un buen desarrollo. En especial se hace mención al consumo de yodo, que previene enfermedades mentales.
Nutrición
- Utilizar hierbas aromáticas y especias como albahaca o azafrán. En tiempos ancestrales, las amas de casa aprovechaban los elementos de la naturaleza para sazonar los alimentos.
- Evite echar sal en la comida mientras cocina sin que la haya probado antes. Fíjese en las etiquetas para controlar el contenido de sodio de los productos que empleará para la preparación.
- Llene el refrigerador alimentos bajos en sodio, como uvas, papaya, o manzanas. Evite el consumo de comidas rápidas o de restaurantes que usen demasiado condimento.
- Sazonar los granos, el brócoli y cualquier vegetal con una gota de aceite, un poco de jugo de limón, ajo o pimienta.
- Elija las versiones de vegetales congelados en lugar de enlatados, que a menudo están procesados y empacados con más sal. Trate de llenar su plato con frutas y hortalizas, alejar la comida alta en sal.
- 780 miligramos de sal contiene 1 kilo de pistachos 1 235 miligramos de sal contiene 1 kilo de embutidos 620 miligramos de sal tiene 1 kilo de queso cheddar 280 miligramos de sal tiene 1 kilo de sardinas enlatadas 5 000 miligramos de sal diarios es la cantidad máxima recomendada