Imagen referencial. Según la nueva normativa, las plantas cultivadas y los animales criados mediante cruce y selección no podrán patentarse. Foto: Wikicommons
Los países miembros de la Oficina Europea de Patentes (OEP) decidieron este jueves 29 de junio de 2017 en La Haya que el cruce y la selección en el cultivo de plantas y en la cría de animales así como los productos derivados de los mismos dejarán de estar bajo una protección especial, una medida que se venía debatiendo desde hace años.
El borrador de la nueva norma ha sido aprobado, dijo el portavoz de la OEP, Rainer Osterwalder. Según la organización No patents on seeds, en la votación participaron 37 de los 38 miembros del ente regulador. Austria votó en contra y hubo una abstención.
Según la nueva normativa, las plantas cultivadas y los animales criados mediante cruce y selección no podrán patentarse. Estos métodos consisten en la selección de ejemplares con características especiales y su cruce una y otra vez para obtener otros con esas cualidades especialmente marcadas.
La organización en contra de las patentes para plantas y animales critica que con la nueva regulación se han dejado lagunas a pesar de las restricciones. “Hay muchas posibilidades de esquivar la prohibición“, dijo su portavoz, Christoph Then.
Las plantas modificadas genéticamente pueden seguir siendo patentadas, puesto que está claro que para ello se sigue un proceso muy técnico e innovador. Sin embargo, también se podrá patentar, por ejemplo, una variedad de cebada especial y la cerveza que con ella se produce.
Las mutaciones en la cebada se provocan con un tratamiento químico, algo que la OEP considera un proceso técnico, pero que los opositores considieran un método tradicional. Los tratamiento químicos se llevan utilizando desde hace décadas en el cultivo tradicional, dijo Then.
Mientras que este proceso consiste en la provocación de determinadas mutaciones en las plantas o los animales y finalmente el cruce de las mejores variantes, los procesos de ingeniería genética se centran en la modificación precisa de determinados genes.
Muchos critican que la normativa no servirá para diferenciar si los resultados se han obtenido a través de procesos químicos o de ingeniería genética. La sociedad civil ha conseguido, en parte, un endurecimiento del derecho de patentes, dijo Ruth Tippe, que también pertenece a la organización. Sin embargo, aseguró que “en el futuro la OEP y las empresas se aprovecharán del derecho de patentes para apropiarse de las bases de la alimentación“.