El cigarrillo, los aceites saturados, el azúcar refinada y la leche entera no pasaron la prueba de aceptación social en Nueva York. Ahora le toca a las gaseosas, las siguientes en la lista de culpables del sobrepeso de los estadounidenses.
El intento de aplicar un impuesto del 17% a Coca Cola, Pepsi, Dr. Pepper, Jolt y otras bebidas dulces ya se extiende por 11 de los 51 estados. La medida, además de la aspiración de reducir la obesidad, persigue un objetivo económico: acortar el hueco fiscal con el aumento de impuestos.
Las autoridades estatales como las de Nueva York, por ejemplo, desean subir en 12 centavos el valor de las gaseosas.
De aprobarse el llamado ‘impuesto anticalorías’, desaparecerán las gaseosas de las máquinas de venta en las escuelas y colegios o se les subirá el costo. A cambio habrá más jugos y bebidas menos azucaradas y bajas en calorías.
Pero el argumento de reducir la obesidad y mejorar la salud no es suficiente. Para Martin Golden, senador republicano estatal de Nueva York, el intento de subir el precio a las gaseosas “no es más que un impuesto y no hay otra palabra para calificarlo”.
Esta posición se contrapone a la del alcalde de Filadelfia, Michael Nutter, quien recuerda que “el 70% de los estadounidenses, especialmente los más pobres, pesa más de lo debido y el consumo desmedido de sodas es una de las razones. Por lo tanto, este es un impuesto para apoyar a los pobres”.
60 millones de adultos son obesos en EE.UU. y el número tiende aumentar en los niños, en especial en los hijos de los inmigrantes latinos y de afroamericanos.
“La idea me gusta, pues los niños dejarían de tomar muchas gaseosas y el bolsillo de los padres también se beneficiará”, comentó Miguel Malo, representante de la Asociación de Padres de Familia del Colegio Murry Bergtraum. El plantel, con 2 650 estudiantes, se halla en el sur de Manhattan.
Con el impuesto se recaudarán USD 1 000 millones solo en el estado de Nueva York. Ese monto servirá para cubrir una parte del déficit en el presupuesto del estado de USD 9 000 millones.
Según Richard Daines, comisionado del Departamento de Salud, la tasa también permitirá afrontar la emergencia sanitaria por el aumento de la obesidad.
“Durante tres décadas la obesidad ha venido en aumento, triplicándose más en los niños, en las minorías étnicas y entre los más pobres”, dijo Daines. Y agregó: “Esto coincide con el aumento del azúcar en las bebidas. Hemos llegado al punto en que el sobrepeso es el mayor problema de salud pública y un gran desafío”.