Las cantoras afro impulsan la enseñanza de los arrullos
La agrupación Voces del Pacífico, de Esmeraldas, tiene arrullos en su repertorio.
La oralidad del pueblo afroesmeraldeño se transmite desde las tarimas de los escenarios y en las casas de las cantoras que destinan su tiempo a la enseñanza de arrullos y chigualos ancestrales.
En las viviendas de la ribera del río Esmeraldas, donde hay una fuerte presencia del pueblo afro, los niños tararean algunos de los arrullos a San Antonio y San Martín. Lo hacen porque varios grupos ensayan sus piezas todas las tardes en las pampas o en las casas de otros músicos.
Por ejemplo, Ariana Perea, de 7 años, conoce una de las canciones de Rosita Wila, cantora de la tradición afro, dedicada al Niño Dios. Le gusta ese arrullo, dice, porque habla de la cuna y los milagros que hace a quien veneran en Navidad.
Los cantos de las arrulladoras son una especie de reverencia a los santos por los milagros que de ellos reciben y por ser una tradición heredada.
En la casa de Ariana hay un nicho con la Virgen del Carmen. Cada julio, se reúnen allí para cantar arrullos en honor a la Santa, con bombos, cununos, guasá y maracas.
En Esmeraldas tres agrupaciones son guardianas de la tradición oral. Eustaquia Quintero representa a la agrupación Voces del Pacífico; Gertrudis Quintero, es líder del grupo Filomena Corozo, y Rosita Wila, de la agrupación La Voz del Niño Dios.
Las tres mujeres con orígenes del norte de la provincia de Esmeraldas, han logrado mantener la tradición motivando a la composición de nuevas letras.
El repertorio de las cantoras solo reposa en sus memorias; de allí su interés por rescatar su sabiduría, señala Hugo Quiñónez, director de la agrupación Bambuco.
Rosa Wila es una de las pocas cantoras que ha recopilado sus obras a los santos de la tradición como San Antonio, Virgen María, Virgen del Carmen y al Niño Dios. Ella también enseña canto a sus nietas y sobre un cuaderno coloca cada verso que idea.
“Uno de los problemas de las cantoras es que no hemos podido documentar todo nuestro trabajo, porque no siempre se da la importancia a lo que realizamos por la cultura de nuestro pueblo”, señala Wila.
Desde la Casa de la Marimba surgió la propuesta de documentar este trabajo para dejar un archivo bibliográfico de las mujeres encargadas de esta expresión ancestral.
Desde esta entidad se ha retomado además el trabajo de rescatar la enseñanza del arrullo, “porque se necesita transmitir la herencia a los nuevos cantantes de estas composiciones”, según menciona Manuel Mosquera, presidente de Corporación de la Marimba.
Hasta mediados del año se tiene previsto realizar un encuentro de cantoras de arrullos de toda la provincia de Esmeraldas, como una forma de mantener vigente la tradición, con la ayuda de los gobiernos seccionales.
La Casa de la Cultura de Esmeraldas se suma a estas iniciativas en proyectos como un documental de la tradición oral, con las poblaciones afro del norte de la provincia, en el que se muestra la rica oralidad con temas inéditos.