El practicante de
esta actividad al aire libre debe contar con la técnica y también los implementos precisos. Foto: EL COMERCIO
A 12 metros de altura, sostenida por un gancho y una cuerda, una persona puede disfrutar en Sigsipamba de un paisaje único, rodeado de vegetación y fauna, y al mismo tiempo ejercitar todos los músculos del cuerpo. Ese lugar se encuentra en Pifo, a 90 minutos de Quito.
David Alarcón, escalador e instructor, cuenta que la escalada es una disciplina que mejora la fuerza, el equilibrio, la coordinación y la concentración. Por estas razones cada día suma adeptos.
Para alcanzar esa altura se requiere de una cierta habilidad para ascender por ese muro de roca natural conocido como Machuco, visitado a diario por decenas de escaladores nacionales y extranjeros de diferentes edades. Llama la atención porque es uno de los pocos escenarios cercanos a la capital donde se puede sentir grandes dosis de adrenalina.
Otra pared muy popular está en la parroquia de Cuyuja, a dos horas y media de Quito. Allí, al igual que en Sigsipamba, hay rutas con distinto nivel de dificultad: para escaladores expertos, intermedios y principiantes.
Para estos últimos, además del equipaje, Alarcón sugiere antes probar destrezas sobre una pared artificial para evitar accidentes durante la travesía al aire libre. En Quito y sus alrededores hay centros donde se dictan cursos de escalada. Uno de ellos es El Muro.
Allí, los alumnos aprenden técnicas para ascender y para reaccionar frente a un imprevisto. Los instructores también les hablan de la importancia del uso de los implementos.
Un escalador debe iniciar el ascenso portando los pies de gatos (zapatos), arnés, cuerda, sistema para asegurar, cintas exprés y casco. También se le sugiere contar con la asistencia de una persona para manejar la actividad desde el suelo. “Esa persona es como tu cinturón de seguridad”.
¿Quiénes pueden participar en esa actividad? Personas de todas las edades, mientras cuenten con los implementos y guía necesaria.
A los muros cubiertos, por ejemplo, asisten niños desde los cinco años de edad. Además de divertirlos, esa actividad les ayuda a ganar seguridad y a fortalecer su cuerpo, pero sobre todo, el abdomen, la zona lumbar, piernas y brazos.
Julio Gálvez es un aficionado de la escalada y asegura que “todos pensarían que se requiere solamente de fuerza en las manos, pero en realidad la fuerza se desprende del abdomen y piernas”. Por esa razón es que la gran mayoría de escaladores ostenta la famosa ‘tableta de chocolate’, es decir, abdominales marcados gracias a un ejercicio localizado.