La ruta de la escalada está abierta para escaladores expertos, principiantes y aficionados. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO
Una combinación de actividades de adrenalina, deportes
extremos, camping y avistamiento de aves y paisajes se ofrece en la comunidad La Chorrera, en las faldas del volcán Chimborazo. Las 100 rutas de escalada instaladas en las paredes angulosas de un encañonado natural de rocas componen el principal atractivo para los amantes de la aventura en plena naturaleza.
El sitio está ubicado a 4 000 metros de altura, en el flanco sur occidental del volcán, por lo que el clima es frío y varía entre los 7 y 11 grados centígrados. Pero para los escaladores, la temperatura es parte del desafío y la aventura.
Para llegar hasta el punto, hay que tomar la vía a Guaranda desde Riobamba. Existen buses de transporte público, también se puede ingresar en vehículos privados, incluso si estos son pequeños y no tienen doble tracción.
La ruta está a unos 10 minutos de la parroquia San Juan. Hay parqueaderos, restaurantes comunitarios y sitios para acampar que cuentan con agua, recolección de basura, seguridad y otros servicios que ofrecen los comuneros. El ingreso es gratuito.
La ruta de la escalada está abierta para escaladores expertos, principiantes y aficionados, pues las paredes naturales del encañonado tienen diversas alturas y dificultades. Hay rutas de todas las categorías, desde el nivel uno, que son las más sencillas, hasta un muro de dificultad 8C+.
Esta pared es el máximo desafío para los escaladores, pues se requiere de pasos precisos y movimientos ágiles para avanzar entre los pequeños agarres de la roca. El muro 8C+ de La Chorrera, nombrado por los deportistas como ‘La envidiosa’, es el único con ese nivel de dificultad en el Ecuador.
La escalada en La Chorrera se inició hace unos 25 años, desde esa época los clubes de andinismo y escalada de Riobamba han abierto las rutas por su cuenta. Pero desde el mes pasado la Dirección Municipal de Turismo decidió potenciar el lugar, como parte de su estrategia para posicionar a la urbe como destino predilecto por quienes practican deportes extremos.
El Cabildo invirtió en la apertura de otras 30 rutas de escalada, en la apertura de senderos y en la coordinación con tres comunidades indígenas que habitan allí para diversificar la oferta y recibir a más turistas.
Cada semana llegan entre 20 y 50 personas a desafiar los muros del Chimborazo. Gabriela Ortiz, de 27 años, es una de las visitantes más asiduas. Ella disfruta probando su fuerza física, destreza y agilidad mental en las paredes de dificultad siete.
“Este es el sitio perfecto para disfrutar de la escalada. Las rutas están abiertas, equipadas y tienen todas las seguridades. Nos hacía falta un espacio como este”, cuenta la joven.
La idea del Cabildo es fortalecer el turismo comunitario en el 2016. “Próximamente incrementaremos más servicios, buscamos que la gente de la comunidad se capacite y ofrezca su servicio como guías”, afirma Balvanera Cruz Zurita, directora de Turismo de Riobamba.