Campanella: la relación entre el cineasta y su público nace en los festivales

El Festival Académico de Cine Universitario (Faciuni) surge con el propósito de promover la interacción académica internacional y como una plataforma para la difusión de las producciones universitarias. En su segunda edición, el festival se realizó simultáneamente en ocho países de América Latina y en Ecuador, la sede fue la sala Alfredo Pareja de la Casa de la Cultura.

Durante dos días se exhibieron cortometrajes de estudiantes de cinco universidades del país y se premió a Mayky Alvarado, el ganador del capítulo Ecuador del concurso regional Directv Cinema+. En el marco de este encuentro cinematográfico, el director ecuatoriano Diego Araujo y el cineasta argentino Juan José Campanella compartieron, a través de charlas, sus experiencias en el oficio.

En una charla con EL COMERCIO, el director de ‘El secreto de sus ojos’ (2009), filme ganador del Oscar a Mejor película extranjera, habló sobre la relación entre los festivales de cine y la formación de sus profesionales.

¿Qué importancia tienen festivales como el Faciuni en la formación de los profesionales del cine?

Cuando era estudiante, el primer lugar donde se vio mi película de tesis fue en el festival de la Universidad de Nueva York. Para mí fue muy importante, pues ganó un premio y una validación increíble.

Era la primera vez que vi una película mía en un cine, con un público que no son tus compañeros y es fundamental para empezar a establecer la relación entre el artista y su audiencia. Eso es algo que por su naturaleza las escuelas de cine no te pueden enseñar.

¿Qué papel tiene el cortometraje en la formación académica y en la carrera profesional?

Los cortos tienen una estructura dramática distinta al largometraje, lo mismo que pasa entre el cuento y la novela. Pero hay muchas disciplinas compartidas como la dirección de actores, fotografía, cinematografía, en las que como estudiante se van entrenando. Pero en la vida profesional no hay un gran mercado de cortos y el trabajo se basa en largos para cine y televisión.

¿Qué relación existe entre el cine que se gesta en las aulas universitarias y el que nace directamente en la ‘calle’?

Cada vez hay menos de ese cine callejero. En el 79, cuando empecé a estudiar, eso era normal. Se hacía cine con gente que venía de trabajar en áreas como asistente de dirección o producción y que iba creciendo dentro de la industria. Su entrenamiento venía del trabajo y no de la escuela. La verdad, ahora me animo a decir que no conozco una persona de menos de 40 años que trabaje en la industria que no haya ido a la escuela de cine.

¿Cuál es la diferencia que hay entre dirigir una producción como ‘Colony’ o ‘Dr. House’ en relación a otras como ‘Luna de Avellaneda’ o ‘El hijo de la novia’?

La principal diferencia es el formato para televisión y cine respectivamente, de lo que se desprende la diferencia en tiempos. Es más generoso, en cuanto a tiempo, los largometrajes. Unos tres capítulos de una serie se hacen en ocho días, mientras que una película, en siete u ocho semanas. La distribución del equipo, la manera de trabajar es igual en ambas.

¿Y en cuanto a la libertad creativa?

Siempre estará presente el aspecto comercial. Pero en las películas tengo libertad absoluta, porque hago la película que quiero. Los programas de la televisión se hacen en conjunto con un comité de decisiones, donde están los autores, ejecutivos de las televisoras y el director. Pero las grandes discusiones creativas se dan entre los autores de la serie y los ejecutivos del canal, no con el director.

En América Latina hay instituciones que impulsan la producción audiovisual. ¿Qué importancia tienen estas entidades y qué tipo de cine se está impulsando?

En Argentina hay una Ley de Fomento muy virtuosa, que se autofinancia y que no usa recursos del tesoro nacional. Sin embargo, siempre existe el debate sobre el uso de los fondos con dos posiciones: para películas que generan empleos e industria o para películas artísticas que de otra manera no se podrían hacer. Entre arte o industria, como si fuéramos incapaces de hacer una película que cumpla con ambas categorías, pasan los años sin que se resuelva nada.

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