Entrevista a Elsa Reyes, productora de cine. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
Marcelo Tobar es el director de ‘Oso polar’, la primera película mexicana filmada con celulares. La productora Elsa Reyes llegó al Ecuador, invitada al Festival Latinoamericano de Cine de Quito, y habló sobre el uso de tecnologías más accesibles para hacer cine.
¿Cuál era la intención de usar un celular para filmar la película?
El director Marcelo Tobar quería filmar pronto y concibió un proyecto que desde su origen hasta su rodaje fuera bastante rápido y así se hizo. Se escribió el guion, se hizo la preproducción y se filmó la película en seis meses.
¿Fue ese modelo lo que definió la herramienta de registro?
El director pensó que si filmamos con celulares podemos cumplir los plazos propuestos, porque no había necesidad de rentar cámaras profesionales o gestionar equipo más complejo.
¿Hubo algún referente respecto del esquema de trabajo?
Habíamos estudiado el flujo de trabajo de la película ‘Tangerine’, de Sean Baker. Aunque no habíamos visto la película, estudiamos la manera en que su equipo trabajó.
¿Cuál es la intención estética y narrativa?
Hay dos momentos en la película, cuando se usa como cámara de cine respetando el formato tradicional y también como una herramienta que usa el protagonista para registrar su cotidianidad. Momentos y usos que se diferencian en el momento de romper el formato de la pantalla.
¿Como se proyectó la película frente a los públicos?
Sabemos que no es para todos. Hubo gente de otras generaciones a la que le costó trabajo la estética, la iluminación el movimiento de la cámara. Pero de todas maneras quisimos hacer el ejercicio y la apuesta cinematográfica.
¿Qué ventajas supone durante el rodaje?
El celular no llama la atención, aunque teníamos permisos de rodaje, seguros y una estructura formal de producción, nos dio la posibilidad de sentirnos más libres en la ciudad y también de tener un equipo de trabajo mínimo. Pero su misma ventaja es su desventaja, al ser un objeto tan pequeño y ligero es más difícil estabilizarlo y fácil perder el control y el rigor del lenguaje cinematográfico.
¿Se puede hablar de una tendencia en esa dirección?
Antes de que se popularice el celular como un medio de filmación, es más probable que las cámaras profesionales se vuelvan más accesibles como ha estado pasando en los últimos años.
¿Cuáles son los riesgos en cuanto a la democratización del cine?
No creo que democratizar el cine sea un riesgo. Al contrario, nos puede abrir la posibilidad de ver y oír historias de gente que antes no tenía la posibilidad de contar su propia historia o que las hemos visto desde los ojos de alguien más.
¿Todas las producciones, incluso las realizadas con celular, merecen exhibirse en una sala de cine?
Totalmente. ‘Tangerine’ se estrenó en el Festival de Sundance, se distribuyó internacionalmente y tuvo mucha difusión. Pero también tenía un discurso, un guion, personajes y una historia interesantes. No fue solo el celular lo que la hizo famosa sino que había algo que ver y oír. Las películas merecen ser vistas en distintos circuitos, sin importar cómo estén hechas. Claro que también hay que tener un nivel de factura técnica que permita su exhibición en estos circuitos.