Su hijo la invitó a ir la noche del sábado al concierto de Tanghetto, una agrupación argentina que fusiona el tango con los sonidos contemporáneos de la electrónica. Silvia Oña aceptó con gusto, porque proviene de una familia tanguera.
“Mi padre era un gran aficionado y en las reuniones familiares nunca falta el tango”.
fakeFCKRemovePara ella es vital conocer las nuevas corrientes del tango, aunque para los ortodoxos sean fusiones inaceptables.
La banda, formada en el 2001, cautivó al público que asistió, a las 18:30, al Teatro Sucre.
Tanghetto integra el bandoneón, el piano, el violonchello, el instrumento chino de cuerda frotada erhu y la batería.
Su música está acompañada de un mosaico de imágenes que se proyectan en una gran pantalla. Son videos y animaciones que muestran los bucólicos barrios de Buenos Aires, las congestionadas calles de la ciudad de Nueva York y otros rincones del mundo visitados por los cinco integrantes de esta banda.
A Ramiro Andrade, que conocía poco de esta agrupación musical, y que concurrió por recomendación de un amigo, le agradó la fusión musical que, según dijo, le da al tango un aire contemporáneo.
Una de las canciones interpretadas durante la función de las 18:30 fue Una llamada.
Durante la canción se proyectaron videos donde aparecieron los locutorios a los que concurren los inmigrantes para comunicarse con familiares y amigos.
En uno de los teléfonos aparecía el nombre de Swisscom, la principal empresa de telefonía suiza. Andrade miraba absorto las imágenes que para él otorgan mayor fuerza a cada uno de los temas musicales.
El público ovacionó a la banda cuando interpretó covers de bandas inglesas como New Order, Sting, Eurythmics y Depeche Mode. Algunos jóvenes gritaron repetidas veces: “bravo, bravo, bien”. Camilo Larrea, abogado y aficionado desde niño al tango, escuchó a la agrupación hace tres años en Buenos Aires, pero el sábado disfrutó el concierto con intensidad.
“La presentación no ha cambiado; tiene la misma fuerza. Lo que cambia es el público. Hay mucha gente que vino al Teatro Sucre sin conocer a Tanghetto y que recién se percataban de su calidad”. Para este joven abogado, el grupo aprovecha bien el video y la animación, recursos que enriquecen la propuesta.
Él fue uno de los jóvenes que más se entusiasmaron con la interpretación de los covers que hizo la banda. “Es magnífico escuchar el rock clásico que todos hemos oído, a través de una fusión con un bandoneón que suena de maravilla”.
Cuando el compositor Max Masri anunció que tocarían la última canción, el público protestó y él compositor los consoló: “Bueno, es tentativamente, la última canción”. Le siguieron unos sonoros aplausos y desde el público una persona propuso: “Toquen Sweet Dreams”.
La canción de la banda Eurythmics encantó. Al finalizar la interpretación, Tanghetto no pudo abandonar el escenario.
El público volvió a pedir que interpretaran una nueva canción y Tanghetto tocó cuatro más. Algunos espectadores perennizaron algunos momentos del concierto gracias a las cámaras de fotos de sus teléfonos celulares y BlackBerry.
Max Masri, el compositor y quien se encarga de la producción de los videos, nunca se quitó las gafas negras que lo acompañaron desde el inicio de la presentación. “Las llevo porque a veces me molesta la luz”.
El argentino explicó que algunos de los videos fueron filmados en Berlín, en Londres, en Roma y en Nueva York.
Antes de presentarse en Quito, el grupo estuvo en Bogotá. Allá también les pidieron que tocaran más canciones.