Si la salsa es parte de un culto urbano, el Coliseo Rumiñahui (con capacidad para 16 000 espectadores) se convirtió en un templo abarrotado de fieles seguidores. Durante seis horas, miles de personas cantaron, bailaron y ovacionaron a cinco de los mejores exponentes del género, en el concierto Salsa Viva, la noche del sábado 17 de mayo.
A la hora que se inició el concierto (20:00), decenas de personas aún hacían fila para ingresar al escenario. Sobre la tarima los 15 músicos de la Orquesta Galé inauguraban la noche con los acordes de Latido a latido, el primer tema interpretado por Tito Nieves, que fue recibido con una aclamación por un público que, en su mayoría, empezó a disfrutar del show acomodado en sus asientos.
Sobrio, de traje y camisa oscuros, la voz del músico puertorriqueño se impuso sobre una moderada fidelidad del sonido, demostrando así por qué lo renombraron como el ‘Pavarotti de la salsa’. Afectado por la altura, Nieves prefirió no hacer alarde de grandes pasos de baile para, en cambio, deleitar a los asistentes con la potencia y tersura de sus registros vocales.
Invitados por el artista, la gente acompañaba los coros de su repertorio. Poco a poco, la gente dejaba sus asientos para cantar pero también para bailar temas como Mi vecina, Señora Ley o Sonámbulo.
El siguiente invitado fue Eddie Santiago, quien apareció en el escenario tras una pausa de 30 minutos. Con casi 30 años como solista, el puertorriqueño se presentó con un traje más casual acompañado de la orquesta del ecuatoriano Gustavo Enrique.
“Le tenía miedo a la altura, pero ahora voy a hacerme el bravo”, confesó el salsero que compartió los mejores éxitos de la salsa romántica y erótica con los que se ha inscrito como un referente mundial. El suyo fue un show más dinámico que contagió a un público que animado por el ritmo ya había dejado sus asientos para ensayar algunos movimientos y pasos de baile. Entre canción y canción, Santiago se paseaba por todo el escenario para cantar y bailar con todo su público, que para ese momento llenaba todas las localidades del coliseo incluyendo los graderíos detrás del escenario. “Una música que no es mía pero que me inspiró para dedicarme a la salsa”. Ese fue el preámbulo para dedicarle una seguidilla de temas a la memoria de Héctor Lavoe.
Así Eddie Santiago le dio paso a la salsa de orquesta que tuvo como invitados al grupo Galé, orquesta Los Niches y Guayacán. Tres grupos que presentaron una colección de temas clásicos que transformó el recital de música tropical en una verdadera fiesta. Un espectáculo en el que también se rindió un homenaje a otros grandes maestros como Héctor Lavoe y Joe Arroyo con arreglos musicales y bailes propios de cada orquesta.
Solos, en pareja o con amigos la gente sincronizaba el movimiento de su cuerpo con el ritmo de cada canción. Con poco espacio para maniobrar en los graderíos, muchas parejas ensayaban discretos pases y vueltas. Movimientos que eran más elaborados en la zona de la cancha donde el entusiasmo puso a bailar a las parejas en los corredores que rodeaban esas localidades, hasta las 02:00 del domingo.