La secuela de El hombre de acero (Batman vs. Superman) se gestó en medio de una sucesión de anuncios sorpresivos.
¿Ben Affleck como Batman? ¿Jesse Eisenberg como Lex Luthor?
Habrá que confiar en que el director Zack Snyder le dé un sentido a todo esto. Por lo pronto, y mientras se espera alguna imagen del film (a estrenarse en mayo de 2016), recuerde otras decisiones de casting que de superheroicas tienen poco y nada.
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Halle Berry en Gatúbela [[OBJECT]] Quizás se podría argumentar que la mala recepción que tuvo la interpretación de Halle Berry en Gatúbela fue fomentada por las inevitables comparaciones con lo que había hecho Michelle Pfeiffer con el mismo personaje. Es cierto que una actuación contrastada con la otra va a dar como resultado que la de Berry sea considerada la menos lúdica, interesante, sugestiva. De todos modos, la película de Pitof es imposible de defender incluso si uno se abstrae de las comparaciones. Se supone que la cruzada de Patience Phillips (esta mujer que súbitamente se pone en contacto con sus extraordinarias habilidades) por desenmascarar una conspiración tiene que mantener nuestra atención por sí sola. Sin embargo, se pone en evidencia lo poco que Pitof cree en el guión (que estuvo a cargo de tres personas, lo cual generalmente es una mala señal) cuando para que el atractivo se mantenga el único recurso que explota es el cuerpo de Berry, quien se expone de manera obvia, con nula concepción de la sutileza que tan bien supo reflejar recientemente Anne Hathaway .
Ben Affleck en Daredevil [[OBJECT]] Sin lugar a dudas, 2003 no fue un buen año para Ben Affleck . Protagonizó Gigli, arruinó una decente película de Jon Woo (Paycheck) y, en el medio, alguien pensó que era buena idea que hiciera de superhéroe en Daredevil. La distinción entre Affleck director y Affleck actor suele trazarse seguido y si bien es indiscutible que como realizador erigió una trifecta sólida (Desapareció una noche, Atracción peligrosa y Argo), como actor también ha sabido encontrar un nicho donde destacarse. Lo suyo son los papeles de chico de Boston envuelto en circunstancias mundanas pero extraordinarias a su manera, lo cual no vuelve casual el hecho de que en Chasing Amy y En busca del destino residan sus dos mejores interpretaciones. Cuando se sale de ese esquema, Affleck inconscientemente desnuda sus limitaciones y Daredevil es el ejemplo emblemático, ya que su perezosa actuación funciona como un gran chiste. Por otro lado, le tocó compartir escena con un Colin Farrell que recién ingresaba al cine estadounidense con pisada fuerte y de la mano de Bullseye, el villano que acaso sea lo único rescatable de una película que tiene una escena bajo la lluvia que parece salida de una adaptación de Nicholas Sparks más que de un film de superhéroes.
Uma Thurman en Mi Súper Ex Novia [[OBJECT]] Mi súper ex novia partía de una premisa interesante: tomar el cine de superhéroes como excusa para aludir a las relaciones amorosas donde la pérdida de control puede ser devastadora para una de las partes involucradas. En este caso, la protagonista es Jenny “G-Girl” Johnson, una mujer que no logra lidiar naturalmente con el rechazo sentimental y que para recuperar el amor de su expareja (un Luke Wilson simplemente desastroso) apela a su abanico de superpoderes. Lo que hace que ver esta película sea una experiencia irritante es que sabemos del talento de Uma Thurman , sabemos lo que puede hacer Ivan Reitman y sabemos que su componente agridulce le hubiese dado un plus para destacarse. Nada peor que atestiguar el potencial desperdiciado, como sucede con cada una de las escenas de Anna Faris, una excelente comediante que aquí queda relegada a los caprichos de una historia que falla por la tibieza con la que abraza lo inverosímil.
George Clooney en Batman y Robin [[OBJECT]] Cuesta pensar en Batman y no asociar el personaje a Christopher Nolan. Cuesta pensar que la saga pueda llegar a abordarse de otro modo que no sea el del director de Memento. Oscuridad, subtetxo dickensiano, reflexiones morales que no suenan a sermones sino que son funcionales a la narrativa, y secuencias de acción ajustadas, precisas, inolvidables. Lo que se dice una gran combinación. Pero en la década del 90 el rol de Batman estaba digitado por otras intenciones y podríamos excluir a Tim Burton del despropósito dado que, suscribamos o no a su visión del personaje, no deja de ser fiel a su estética como realizador. Distinto es el caso de Joel Schumacher (que no es un autor de cine como Burton y Nolan), quien se adapta a los proyectos con lo impersonal como bandera. Batman y Robin es un ejemplo de esto, un pastiche que juntó a George Clooney con Chris O’Donnell (dupla con química nula) y que tuvo a Alicia Silverstone generando vergüenza ajena con su papel de Batgirl. Asimismo, sabemos que una película tiene pocos elementos rescatables cuando ni siquiera funciona como placer culposo. Rever Batman y Robin en la actualidad implica rever un film que quedó demasiado pegado a una época, siendo ese solo uno – probablemente el menor – de sus numerosos problemas.
Ryan Raynolds como Linterna Verde [[OBJECT]] Hubo un período en el que el nombre de Martin Campbell era, junto al de Gore Verbinski, sinónimo de promesa para el cine de aventuras, sobre todo gracias a la enorme Límite vertical. Incluso sus películas ceñidas a otros géneros (como el caso de Casino Royale) nunca olvidaban ese componente. Pero en 2011 llegó Linterna verde y todo el talento de Campbell se vio opacado por una de las películas de superhéroes más gélidas de los últimos años. Un error común que se comete en varios films del género es creer que el personaje central es de por sí atractivo como para poner piloto automático y no ir más allá, en una movida de subestimación al lector del comic. La figura central de turno ( Ryan Reynolds , quien siempre funciona mejor en comedia), unos efectos especiales aquí y allá, una presencia femenina ( Blake Lively , otra pobre decisión) y listo, para Campbell pareciera que con eso se cierra la fórmula. Pero no. Una buena película de superhéroes (o una buena película, a secas) debe ser sostenida por un guión sólido. Sin embargo, acá no hay una historia con capas: hay un retrato unidimensional de todos los personajes que es, cuanto menos, insultante.