A la hora pactada, 21:00,Paul McCartney salió al mega escenario del estadio Casa Blanca, en Ponciano. Demostró así la puntualidad de un Sir -Caballero- de la Orden Británica.
McCartney empezó el show con el tema Eight days a week. Su inseparable instrumento de cuatro cuerdas, el bajo, marcó la pauta en los primeros acordes de la noche.
El público mostró pancartas, carteles y telas con frases de bienvenida para el ídolo inglés que lleva cincuenta años de experiencia, desde que empezó su carrera con Los Beatles.
Oficio, virtuosismo y experiencia se conjuntaron cuando McCartney se puso al hombro una guitarra adornada con los colores ‘hippies’ de los sesentas. El tema Let me roll fue magistralmente cerrado por el ex Beatle con un solo bien logrado.
Pese al temperamento serio, propio de los europeos, el músico interactuó con los fans dando pasos de baile. También mencionó algunas frases propias del país: achachay, yapa, chulla y mamacita. Cosa que animó a los presentes.
McCartney recordó a los que físicamente abandonaron la tierra. En primer lugar rindió un tributo a su primera esposa Linda, con el tema Maybe I’m Amazed. Luego fue el turno de John Lennon al ritmo de Here Today. Finalmente llegó el turno de George Harrison, al que llamo “mi compadre”. Para él reservó el tema Something.
El clímax, sin embargo, se desató en la segunda parte del concierto; ya que fue aquí donde interpretó los temas más recordados de Los Beatles.
Let it be, Hey Jude y Yesterday calaron hondo en los fanáticos que corearon a todo pulmón las canciones. Sin importar la lluvia que se hizo presente a esas alturas.
También cantó los hits de la travesía que compartió con los Wings, su segundo grupo, durante 1971-1980.
Un gran marco musical dio el toque de buen gusto al espectáculo. La cereza del pastel la puso el propio McCartney, quien demostró su calidad musical en la guitarra, el piano, el bajó e incluso el ukelele.
Tras regresar dos veces al escenario, se despidió con Carry That Weight y The end. Firmó un bajo de uno de sus admiradores y le agrego la palabra Quito, justo al lado de la rúbrica. Fuegos artificiales de colores marcaron la despedida. “Hasta la próxima” dijo ‘Macca’ en su adiós de la capital.