Se intentó salir de lo protocolar; se intentó generar cercanía con las audiencias más allá de las butacas del Teatro Dolby, de Los Ángeles; se intentó romper el molde… solamente para acomodarse en él. A pesar de sus ocurrencias y del nivel de su humor -fuera de lo chabacano-, Ellen DeGeneres sumó para que la corrección haya sido la tónica en los Oscar 2014.
Una corrección que ya resulta rídicula de tan evidente. Una corrección que premió a ’12 años de esclavitud’ -el espíritu redentor del cine estadounidense se impuso, más allá de cualquier mérito que tenga el filme-, por sobre otras películas que hicieron de la ilegalidad, el eje de su narrativa.
En el inicio de la ceremonia, DeGeneres apeló a lo más básico del ‘stand up comedy’, las bromas en referencia a los presentes, a sus carreras y sus ‘chascos’, como lo ha dictado el guión de galas pasadas. Tal fue el chiste ante la torpeza de Jennifer Lawrence, quien tropezó y cayó por segunda ocasión en una ceremonia del Oscar: en el 2013, al recoger su premio; en el 2014, inmediatamente al pisar la alfombra cayena.
Ante la pérdida de ritmo se recurrió a ‘gags’ que tuvieron más de mercadeo, que de originalidad. Fue así que la pizza -humor rancio- protagonizó un momento de la noche, al que se subieron Harrison Ford, Jennifer Lawrence, Brad Pitt, Angelina Jolie, Kevin Spacey y Jared Leto, actores que se hicieron con un pedazo.
La popularidad del instante recayó en un empleado de la franquicia Big Mamas & Papas Pizzeria -además del logo de Coca Cola-, que cuenta con 20 establecimientos en California. Una gran promoción, como aseguró el gerente del local.
Otro punto de ruptura protocolar se dio con la autofoto o ‘selfie’, que propuso DeGeneres a las estrellas ubicadas en las primeras filas. La imagen rápidamente dio la vuelta en las redes sociales y rompió récords; asimismo fue objeto de parodias; mientras que otras fotografías daban cuenta de los otros ángulos de la ‘selfie’. Todo el rollo con esta imagen fue parte de una campaña publicitaria orquestada por Twitter con ABC, con Samsung como patrocinador: la imagen fue sacada con un teléfono de la compañía surcoreana.
Lo que la presentadora consiguió a medias fue resarcido por algunos ganadores. Tal como el director italiano, Paolo Sorrentino, que mentó a Maradona como una de sus inspiraciones; mientras que Leto fue el único en acordarse de Ucrania y Venezuela, “estamos aquí mientras ustedes luchan por que sus sueños ocurran”, dijo.
El anunciado homenaje a los héroes de la cinematografía no superó las expectativas que generó en su propaganda, resultó breve y superfluo. Además de la proyección de escenas repetitivas -donde se identificaban uno sobre otro héroes de acción, sobre todo-, esta particularidad de los Oscar 2014 se mostró con la interpretación que Bette Midler hizo de Wind Beneath My Wings.
La canción sonó inmediatamente después de que se realizara el reconocimiento anual a los gestores de la cinematografía fallecidos en el trascurso del año respectivo. Tal repaso por nombres y obras olvidó mencionar a Sara Montiel en el ‘in memoriam’. Quien recibió doble mención fue Harold Ramis, pues Bill Murray habló de su amigo fallecido en febrero. Este momento y el propuesto por el discurso de Lupita Nyong’o fueron, quizá, los más emotivos de la velada.