Un Dios inconforme con su obra decide enmendar sus errores y comenzar de nuevo. En términos prácticos, eso significa el advenimiento de una tragedia apocalíptica y la extinción de la vida en la Tierra.
El argumento parte de los relatos contenidos en las escrituras del Viejo Testamento sobre el diluvio universal. Pero el director Darren Aronofsky se acerca a esa historia desde sus propias interpretaciones y ambiciones para escribir -junto con su colega recurrente Ari Handel– el guión de ‘Noé’.
El resultado ha sido un filme envuelto en un mar de controversias, entre grupos religiosos que cuestionan la rigurosidad con que se reprodujo la historia hasta críticos y espectadores que aclaman la obra.
Pero más allá de que esté o no apegada con exactitud al relato bíblico, la versión que presenta Aronofsky no deja de ser fascinante.
El director enfoca su atención en un hombre marcado por la ausencia del padre, separado de su lado en un acto de irracional violencia. Una marca que sin embargo no lo aleja de la fe y de los principios, que con los años llega a compartir con su esposa y a transmitir a sus hijos.
Una familia que deambula sin rumbo para mantenerse cerca de Dios y alejada de la influencia de otros hombres y que sobrevive en un territorio devastado por la codicia y la ambición de poder, muy próximo a los escenarios contemporáneos afectados por la explotación de recursos naturales.
Pero llega un momento en que un sueño recurrente inquieta a Noé, cuando se ve a sí mismo en medio de incontables cadáveres flotando en agua turbia. Un ambiente enrarecido, de tonos oscuros, imágenes distorsionadas y súbitos movimientos de cámara, un lenguaje onírico muy cercano a las surrealistas secuencias de ‘Pi’ o a las inquietantes alucinaciones en ‘Requiem for a dream’ o ‘El cisne negro’, convertido en uno de los sellos distintivos de Aronofsky.
Entre sus visiones y sueños, Noé termina por descifrar y aceptar su destino. Se configura así un personaje complejo, muy bien desarrollado por Russell Crowe, que debe enfrentarse a sus demonios internos y poner a prueba su fe y su lealtad. Pero el siervo de Dios también debe enfrentar a un villano que concentra la maldad que está acabando con el planeta, generando una intensa disputa que termina en una batalla de dimensiones épicas, ambientadas por la música de Clint Mansell.
El estadounidense debutó como director en 1998, con el thriller de ciencia ficción ‘Pi, fe en el caos’. Con una relativa corta carrera, alcanzó el éxito comercial con las cintas ‘Requiem for a dream’ y ‘The fountain’, hasta que en el 2011 obtuvo su primera nominación al Oscar por ‘El cisne negro’.
El protagonista de ‘Noé’ inició su carrera de actor en varios seriados televisivos. A partir de ‘Hammers over the anvil’ (1993) se ha dedicado casi exclusivamente a la actuación en cine. En el 2001 ganó un Oscar como Mejor actor principal por su interpretación en ‘Gladiador’. Ahora trabaja en el rodaje de ’Fathers and daughters’